Mantener los dientes blancos y saludables es una prioridad para muchas personas, pero a menudo se pasan por alto hábitos comunes que pueden perjudicar la apariencia de una buena sonrisa.
Según la odontóloga londinense Shaadi Manouchehri, un error que se comete frecuentemente cada mañana puede estar contribuyendo al amarillamiento dental sin que lo note.
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El error que comete cada mañana y amarilla sus dientes
Uno de los rituales más habituales al comenzar el día es tomar una taza de café para activarse. Sin embargo, muchas personas, después de disfrutar de esta bebida, tienden a cepillarse los dientes de inmediato, creyendo que es la mejor forma de mantenerlos limpios y prevenir manchas. Según la especialista, esta práctica es contraproducente y puede tener un efecto negativo en el esmalte dental.
El problema radica en la acidez del café. Cuando se consume esta bebida, el esmalte dental se ablanda temporalmente debido a los ácidos que contiene. Cepillarse los dientes justo después puede empeorar el problema, ya que este hábito termina frotando el ácido contra la superficie dental, acelerando el desgaste del esmalte y facilitando la aparición de manchas.
¿Por qué es importante proteger el esmalte dental?
El esmalte es la capa externa de los dientes y actúa como una barrera protectora. Cuando se desgasta, los dientes quedan más expuestos a manchas y a un tono amarillento, además de ser más vulnerables a problemas como caries o sensibilidad dental. Con el tiempo, esta capa puede debilitarse, afectando no solo la apariencia de los dientes, sino también su funcionalidad.
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Por su parte, la odontóloga Manouchehri sugiere que, en lugar de cepillarse inmediatamente después de tomar café, es mejor esperar entre 30 y 60 minutos. Durante ese intervalo, recomienda enjuagar la boca con agua para neutralizar los ácidos y preparar los dientes para un cepillado más seguro. Otra alternativa es utilizar un enjuague bucal que ayude a equilibrar el pH de la boca.
Además, es importante evitar el consumo excesivo de alimentos y bebidas con altos niveles de pigmentación, como el vino tinto, el té o los refrescos azucarados, ya que estos también contribuyen al cambio de color en los dientes.