Pese a que la diabetes cuenta con diversos tratamientos, a largo plazo puede convertirse en una enfermedad crónica, que no tiene cura y en algunos casos, resulta incapacitante debido a la afectación de otros órganos.
Expertos señalan que pensar que la diabetes se desarrolla únicamente en edades avanzadas es un mito. Muestra de ello es la diabetes tipo 1, que se presenta en los primeros años o que la diabetes tipo 2 se ha hecho cada vez más visible en niños, adolescentes y adultos jóvenes, de acuerdo con el Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC).
“De no mejorar el panorama de cuidado integral, prevención y diagnóstico, para el 2045 se calcula que el número de personas diagnosticadas con diabetes en el mundo aumentará en un 46 %, alcanzando 783 millones, y al mismo tiempo, 730 millones de adultos tendrán prediabetes. Estas cifras en definitiva resultan alarmantes, y más aún cuando se contemplan las consecuencias subyacentes que puede traer esta patología”, explicó la doctora Irina Arias, directora médica de Merck Colombia & Ecuador.
Tres consecuencias de la diabetes
- Los pacientes con diabetes son más propensos a tener problemas cardiovasculares, ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares debido a la dificultad que puede representar el control de la presión arterial y el colesterol.
- En algunos casos, los nervios del cuerpo pueden verse afectados causando dolor, hormigueo, ardor o pérdida de sensibilidad, lo que puede dificultar el movimiento normal e incluso, llegar a afectar la sexualidad de las personas; y en el caso de las mujeres, se pueden presentar alteraciones en los ciclos menstruales y problemas para lograr el embarazo.
- El exceso de glucosa puede provocar una acelerada producción de proteínas beta-amiloides que se agrupan en el cerebro, aumentando el riesgo de desarrollar demencia o Alzheimer.
En el caso de la diabetes tipo 2, el tratamiento médico oportuno y continuo a lo largo del tiempo es uno de los factores clave para evitar la afectación apresurada de otros órganos.
No obstante, en la fase de prediabetes donde los niveles de azúcar en la sangre son más altos de lo normal, pero inferiores para alcanzar la diabetes; existe la posibilidad de contener el avance de esta enfermedad y evitar que se pueda convertir en diabetes tipo 2.
Para impedir el avance de la Prediabetes a una diabetes estadio tipo 2, es imprescindible identificar a tiempo los signos de alerta como: aumento de la sed, fatiga, visión borrosa, sensación de hormigueo o entumecimiento de las extremidades, problemas de cicatrización, entre otros, para acudir inmediatamente a un especialista, quien podrá determinar si se trata de una fase anterior a la diabetes, y si encuentra pertinente brindar un manejo con reguladores de glucosa
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Según un estudio emitido por la Federación Internacional de Diabetes, de no tomar medidas a tiempo, hasta el 70 % de las personas diagnosticadas con prediabetes desarrollan diabetes en los años subsiguientes, una estadística que alerta sobre la importancia de identificar antecedentes que eleven la predisposición, mitigar acciones que resulten desencadenantes, incorporar hábitos de vida saludables y entender que en la detección y remisión temprana está la clave para no hacer parte de estas cifras.