La pandemia influyó en el estado de ánimo en todo mundo y un análisis de mensajes en redes sociales indica que los más afectados fueron Australia, España, Reino Unido y Colombia, mientras Baréin, Botsuana, Grecia y Túnez fueron los que mejor lo llevaron.
Un estudio encabezado por el Instituto Tecnológico de Massachussetts (EEUU) analizó 654 millones de mensajes en Twitter y Weibo enviados por 10,5 millones de personas en más de 100 países entre enero y mayo de 2020, al inicio de la pandemia.
El análisis que publica Nature Human Behaviour midió el grado de afectación de los sentimientos, para lo que desarrollaron un “índice de sentimiento” diario utilizando el aprendizaje automático. Este se usó para rastrear cómo la gente expresaba sus emociones en la redes sociales durante el inicio de la primera ola.
La investigación, que analizó los términos lingüísticos utilizados en las redes sociales, señaló “una pronunciada caída en el sentimiento público positivo” a comienzos de 2020, con un posterior retorno gradual a la situación anterior a la pandemia, según explicó el MIT.
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Los brotes de COVID-19 provocaron un rápido descenso del sentimiento en todos los países estudiados y los mayores se produjeron en Australia, España, Reino Unido y Colombia.
Por término medio, se observó una recuperación más lenta de las emociones positivas expresadas -definida como el número de días que tarda el sentimiento de un país en recuperarse hasta la mitad de su estado normal-, que osciló entre 1,2 días en Israel y 29 en Turquía.
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En circunstancias normales, las personas suelen expresar las emociones más optimistas en las redes sociales los fines de semana, y las más negativas los lunes.
En todo el mundo, el inicio de la pandemia indujo un giro negativo en el sentimiento 4,7 veces mayor que la brecha tradicional entre el fin de semana y el lunes.
Por lo tanto, los primeros meses "fueron como un lunes muy, muy malo, en conjunto, a nivel mundial, para los usuarios de las redes sociales”.
"La pandemia en sí misma causó una enorme carga emocional, de cuatro a cinco veces la variación de los sentimientos observada en una semana normal", indicó Siqi Zheng, del MIT.
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Los investigadores utilizaron un software de procesamiento del lenguaje natural para evaluar el contenido de las redes sociales y examinaron el lenguaje de los mensajes del periodo de la pandemia en relación con las normas históricas.
Tras haber estudiado previamente los efectos de la contaminación, el clima extremo y los desastres naturales en el sentimiento público, descubrieron que la COVID-19 produjo mayores cambios en el estado de ánimo que esas otras circunstancias.
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La investigación también reveló un hecho potencialmente sorprendente sobre las políticas de confinamiento, y es que estas no parece que tuvieran mucho efecto en el estado de ánimo del público.
"No se puede esperar que los cierres tengan el mismo efecto en todos los países y la distribución de las respuestas es bastante amplia", advirtió Yichun Fan, de la Academia China de Ciencias.
Sin embargo, el análisis de los mensajes no reveló el “impacto abrumadoramente negativo en las personas que podría esperarse”, sino que hubo incluso “una pequeña reacción positiva”, en todos los países.
"Por un lado, las políticas de cierre pueden hacer que la gente se sienta segura y no tan asustada. Por otro lado, cuando no se pueden realizar actividades sociales, el bloqueo supone otro estrés emocional. El impacto de las políticas de cierre quizás vaya en dos direcciones", consideró Zheng.
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