Una misión humanitaria se internó en la zona rural del municipio de Tibú para recibir a ocho jóvenes, incluyendo a un menor de edad, que se encontraban secuestrados por las Disidencias del frente 33 de las Farc.
La comisión, integrada por la Personería Municipal de Tibú, la Mapp OEA y la Misión de Verificación de la ONU, fue la encargada de traerlos de vuelta a la libertad y entregarlos a cada una de sus familias.
Según lo manifestado por esta guerrilla, los jóvenes fueron secuestrados por participar en distintos hechos delictivos en la población y, además, por ser consumidores de alucinógenos. Las familias dieron a conocer esta situación a las autoridades y, a través de organismos defensores de derechos humanos, se logró la mediación para que fueran dejados en libertad.
Panoramas como este se aprecian en distintas poblaciones del Catatumbo, donde las guerrillas tratan de imponer no solo autoridad, sino también conductas de comportamiento entre la comunidad.
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