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No hay peces en los ríos de Santander por el bajo caudal

En Santander, 8 ríos registran niveles inferiores a la cota de inundación, pues su afluente alcanza a llegar a 1.25 metros, cuando el más alto es de 5 metros, según organismos de Gestión del Riesgo.

RIO MAGDALENA.jpg
Foto de Defensa Civil

Pescadores de Puerto Wilches y Barrancabermeja enfrentan serias dificultades debido a los bajos niveles del río Magdalena, no hay por donde navegar para poder obtener peces, los pescadores han tenido que reducido su actividad de sustente para sus familias. A lo largo del río se han formado islas de tierra en varios puntos, y crece la preocupación por las intensas temperaturas en la región del Magdalena Medio, aunque ha llovido el río se está seco.

Septiembre es tradicionalmente un mes lluvioso, en Santander se han presentado lluvias, pero en la región no ha sido suficiente para mitigar los problemas. Manuel Peña, pescador de Barrancabermeja, afirmó que lo mismo sufren sus compañeros en Puerto Wilches, donde peces no han encontrado: “Hacemos un llamado urgente al Gobierno nacional, a que nos ayude, hagan algo, drenen el río Magdalena y verifiquen las causas de la disminución acelerada del caudal”, sugirió.

Peña, pescador de Barrancabermeja, expresó su inquietud al observar cómo, en lugar de peces, se encuentran con islas de tierra debido a la reducción del caudal: “La verdad ni podemos entrar, no hay navegabilidad, nos quedamos anclados”, detalló.

En Santander, ocho ríos importantes, incluidos el Magdalena, el Carare, el Suárez, el Opón, el Fonce, el Sogamoso, Lebrija, entre otros, están registrando niveles por debajo de la cota de desbordamiento. Pedro Conde, de la Gestión del Riesgo, destaca la necesidad urgente de adoptar medidas para evitar la tala de bosques y reducir la contaminación en los ríos, que son cruciales para el suministro de agua en el departamento.

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Elías Pérez, quien depende de la extracción de arena del río, comentó que no pueden realizar su trabajo debido a los bajos niveles del agua. Advirtió que, si la situación persiste, será imposible llevar a cabo sus actividades y, por ende, no podrán sostener a sus familias.

Las comunidades afectadas dependen en gran medida de un cauce normal del río para mantener sus medios de vida, como son la pesca y la extracción de arena para fabricación de materiales de construcción.

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