Las autoridades del departamento de Santander emitieron una advertencia urgente a los campesinos y a la población en general para que eviten las quemas destinadas a preparar la tierra para cultivos y la disposición de elementos que puedan generar incendios forestales. Las altas temperaturas registradas en varios municipios, en particular en la zona del Magdalena Medio, han aumentado el riesgo de conflagraciones.
A pesar de la reducción del caudal de algunos de los principales ríos de la región, como el Magdalena, Carare, Suárez, Opón, Fonce y Sogamoso, hasta el momento no se reporta desabastecimiento de agua en el departamento. Así lo informó Pedro Conde, director de la Oficina de Gestión del Riesgo de Desastres de Santander, quien aseguró que el monitoreo de estos afluentes se mantiene de forma permanente.
"La Oficina para la Gestión del Riesgo de Desastres mantiene monitoreo permanente de los principales ríos del Departamento de Santander, como el río Magdalena, el río Carare, el río Suárez, el río Opón, el río Fonce, el río Sogamoso, los cuales han presentado disminuciones considerables en los caudales, pero en el momento no tenemos desabastecimiento de agua en ninguno de los municipios del Departamento de Santander", afirmó Conde.
Sin embargo, el funcionario destacó la importancia de prevenir acciones que puedan agravar la situación hídrica y ambiental en la región.
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"Es importante recomendar a todos los santandereanos evitar realizar las talas de bosques, realizar quemas controladas. Esto afecta la producción de recursos hídricos en el Departamento de Santander, de la misma manera evitar arrojar desechos, basuras y todo lo que pueda causar contaminación en los importantes ríos que abastecen a los acueductos del Departamento de Santander", enfatizó.
Las autoridades advierten que, aunque no se ha llegado a una situación crítica de escasez de agua, la disminución de los caudales podría impactar a largo plazo si no se toman las medidas adecuadas para proteger los recursos hídricos. Además, la temporada de sequía podría prolongarse, lo que aumentaría aún más el riesgo de incendios forestales, poniendo en peligro no solo el medio ambiente, sino también la vida y el bienestar de las comunidades rurales.
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