Unas 10 mil familias dedicadas a la siembra y cosecha de cebolla roja en la zona del Catatumbo, Norte de Santander, están en crisis. La razón, es la importación ilegal de cebolla que llega desde Perú y que atraviesa todo el país para surtir mercados en la Costa Atlántica, Santanderes, Cesar e incluso Bogotá .
El precio de este producto que arriba desde el vecino país, está muy por debajo de lo que normalmente podría costar una carga de cebolla que se cultiva en las fincas de la Provincia de Ocaña, Norte de Santander, y el Catatumbo. Para los labriegos, vender la carga de cebolla por un valor que oscila entre los 80.000 y 120.000 pesos, es prácticamente trabajar a pérdidas. Según sus testimonios la producción de la cebolla roja, demanda altos costos y por eso el precio justo de venta estaría entre los 250 y 320 mil pesos por carga (unos 135 o 145 kilos).
"La solución sería llegar a un punto final porque nosotros no podemos ponernos a cultivar cebolla para que un Gobierno o un comercio que explota el campesino tenga que vivir esta situación", aseguró uno de los cebolleros.
"Llegar uno a la casa y no poderle llevar ni un par de zapatos a la mujer y a los hijos pues es una situación muy lamentable", manifestó otro.
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Sin embargo, la entrada ilegal al país de cebolla peruana los está llevando a una competencia desleal justo en el pico de producción más alto. Aunque el Gobierno Nacional les ha prometido controles en Rumichaca, nada de esto se ha cumplido o son insuficientes para detener la competencia desleal.
Incluso muchos de los campesinos en el Catatumbo, han decidido dejar que la cebolla se pierda en sus fincas o terminar botándolas antes que incrementar los costos con el transporte y desplazamiento a los mercados regionales. De no encontrar una solución, han dicho que entraran en paro y se tomarán las vías del norte de Santander para que el gobierno les solucione la crisis de una vez por todas.