Cientos de familias santandereanas viven del turismo en el embalse Topocoro, un espejo de agua que abarca 7.000 hectáreas en seis municipios del departamento y desde donde se saca la energía para impulsar la hidroeléctrica Hidrosogamoso de Isagen.
El turismo ecológico, por la cercanía con el parque natural Serranía de los Yariguíes, y las actividades acuáticas por la imponencia del paisaje eran prácticas que dinamizaban la economía de la zona, pero debido al intenso verano y a la falta de lluvia, los turistas han dejado de asistir y la comunidad ya está desesperada.
Yesid Patiño, empresario del turismo, expresó que el impacto estético ha hecho que los visitantes lleguen hasta las orillas del embalse y al verlo seco, pues deciden irse.
A comienzo de semana, Mauricio Zuluaga, director de Hidrosogamoso, hizo una radiografía del estado actual del embalse: “Nuestro nivel de embalse útil es 16.44 por ciento, con una cota equivalente de 280.33 metros sobre el nivel del mar. El caudal que está ingresando al embalse es de 68 metros cúbicos por segundo, lo que equivale a un 24 % del promedio histórico que normalmente debería estar ingresando en este momento al embalse”, evaluó.
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A pesar de la baja significativa en el nivel del embalse, los operadores turísticos informan que Topocoro fue construido en un cañón y esos 280 metros sobre el nivel del mar son suficientes para la navegabilidad.
Pero el sector turismo no es el único afectado por esta crisis que tiene al país al borde de un racionamiento de energía. Los habitantes de la zona que viven de la pesca también han visto disminuida su producción a pesar de que Hidrosogamoso ha garantizado el llamado corredor ecológico aguas abajo del embalse.
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La incertidumbre persiste entre los empresarios del turismo y la comunidad, quienes esperan que llegue la lluvia para poder superar las emergencias que se están afrontando en la actualidad.