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“Queremos vivir en paz”: campesinos de la zona rural de Roberto Payan en Nariño

Los asustados campesinos grabaron con sus teléfonos móviles las casas, canoas y lanchas que fueron afectadas por los disparos y dicen que ahora nadie del Ejército quiere responder.

“Queremos vivir en paz”: campesinos de la zona rural de Roberto Payan en Nariño
Foto: suministrada.

Una semana después del operativo de un comando de las fuerzas especiales del ejército que se realizó en zona rural del municipio de Roberto Payán, Nariño, sector de la Laguna de Nerete, donde murieron tres personas, entre ellas alias "Hermes Guerrero", cuarto al mando del frente comandante Alfonso Cano de la Coordinadora Guerrillera del Pacífico de la Segunda Marquetalia Ejército Bolivariano, campesinos del consejo comunitario Tanguero rompieron su silencio y dicen que el ejército sí violó el espacio delimitado como neutral en donde la ONU recoge a los delegados de esa guerrilla, hoy en diálogos de paz en Venezuela.

Los líderes sociales exigieron una respuesta porque aseguran que decenas de campesinos que a esa hora estaban en sus faenas de campo estuvieron en inminente riesgo por los disparos desde el helicóptero que transportó a los militares hasta el pequeño caserío.

Visiblemente asustados, los labriegos que pidieron se mantuviera en reserva su identidad aseguran que esa mañana del 23 de junio escucharon sobrevolar la aeronave, pero que jamás pensaron que se trataría de una operación militar, porque pensaban que por ser esta zona donde recogieron a los delegados de la Coordinadora Guerrillera del Pacífico las fuerzas militares no podían entrar, y fue todo lo contrario, dijo uno de los campesinos de la región.

Otro narró a Blu Radio el momento que vivió y dijo que un grupo de al menos diez campesinos, entre ellos algunos menores de edad, estaban recogiendo madera para ayudar a construir viviendas en ese deprimido sector cuando escucharon varios disparos que se hicieron desde la manigua de la selva y todos comenzaron a correr de un lado a otro para esconderse de las balas y poner a salvo sus vidas.

El comandante guerrillero que mataron sí estaba con su fusil a la espalda y él murió de un tiro certero disparado por un francotirador y no es cierto que se haya registrado combates como ahora están diciendo para tratar de tapar la embarrada que hicieron
afirmó con voz contundente uno de los líderes sociales.

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Dijo el líder social, quien también pidió se mantuviera en reserva su identidad por temor a las represalias, y aseguró que nunca escucharon respuesta de tiros por parte de otras personas que lo único que estaban haciendo era ayudar a cargar madera, y señaló que este hecho produjo el desplazamiento de algunas familias que se fueron por temor a nuevos operativos.

“Solo estamos pidiendo que se respeten los acuerdos a los que se llegaron y que no haya más guerra en nuestro territorio”, dijo un familiar de la mujer que murió, tras advertir que su sobrina nada tenía que ver con los grupos armados ilegales.

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Los asustados campesinos grabaron con sus teléfonos móviles las casas, canoas y lanchas que fueron afectadas por los disparos y dicen que ahora nadie del ejército quiere responder.

Los más de 300 campesinos que habitan ese caserío abandonado y lleno de necesidades pidieron que el Estado colombiano investigue quién dio la orden del operativo 24 horas antes de que se instalara la mesa de diálogos de paz en Caracas, Venezuela, y aseguraron que este hecho estuvo a punto de originar una crisis para el proceso de paz entre el gobierno del presidente Gustavo Petro y la guerrilla de la Segunda Marquetalia.

“Hechos como estos no se pueden volver a repetir porque están en riesgo las negociaciones y lo que esperamos desde hace décadas es que nos dejen vivir en paz”, sostuvo un joven campesino, quien dijo que ya es hora de que inteligencia militar y de policía los dejen de estigmatizar porque ellos no son guerrilleros ni narcotraficantes y que viven en esa zona por pura necesidad, porque ningún gobierno se acuerda de estas zonas deprimidas y llenas de necesidades básicas.

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