Un equipo de Blu Radio llegó hasta la zona rural del municipio de Mosquera, en el pacífico nariñense, donde familiares de un civil que murió en confusos hechos junto a ocho guerrilleros aseguran que nada tenía que ver con las disidencias de las Farc (Segunda Marquetalia) y pidieron de la Fiscalía la exhumación del cadáver para establecer trayectoria y distancia de los disparos que recibió el campesino, cuando estaba en su finca en la vereda alto de Guandipa.
Carmen Lucia Colorado, habitante de la vereda San Sebastián, dijo a Blu Radio que cuando ellos llegaron fueron acatados con ráfagas de fusil a pesar de que gritaban que eran civiles que estaban desarmados, nadie los escuchó y que, por el contrario, los uniformados les decían que no se acercaran que estaban en un procedimiento legal.
Tras los confusos hechos ocurridos el pasado 2 de abril, en los que ocho guerrilleros del bloque occidental Alfonso Cano, frente Julio Cesar Sevillano de la Segunda Marquetalia, murieron después de un supuesto combate ; los campesinos como Romairo Angulo Velasco, representante legal del consejo comunitario de Veredas Unidas, dijo “que todas las evidencias apuntan a que no hubo ningún combate porque no hubo cruce de disparos y solo los que dispararon fueron los del Ejército”.
Blu Radio, junto a varios líderes sociales y comunitarios, recorrió la zona que se convirtió en un escenario de muerte para los más de 300 habitantes que jamás pensaron que esto iba a suceder. Se encontraron casas con candado, juguetes de los niños abandonados, varias viviendas saqueadas y la única escuela construida por la misma comunidad con bingos, venta de empanas y bazares, fue totalmente destruida.
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“Al escuchar las primera detonaciones corrieron hasta el lugar para salvaguardar a los niños” que a esa hora jugaban en una rustica cancha de futbol, según detalló Rubén Darío Riascos Palacios, presidente de la junta de acción comunal veredal. Asimismo, manifestó que grabaron con sus teléfonos celulares los reclamos que hicieron a la tropa por qué estaban disparando tan cerca de las casas y que, si era un combate, porque no se escuchaba la respuesta de otro lado a orillas de la quebrada el Ojal, donde asegura que fue atacada una embarcación en la cual se desplazaban varios guerrilleros y civiles.
Amelia Valencia, una reconocida líder de la región e integrante del consejo comunitario Acapa, no contuvo el llanto y visiblemente indignada dijo que “da tristeza”.
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“Miramos desolación de ver cómo quedó destruida una esperanza para los niños que ya no tienen escuela y como junta de líderes le pedimos al Gobierno que visite esta región y los ayude a reconstruir esta escuela que albergaba más de 30 niños y niñas de familias muy pobres”.
Un civil que viajaba en la misma lancha y que se salvó de milagro de morir, hizo una grave denuncia tras afirmar que 30 minutos antes que sucedieran los hechos, pidió el favor que lo acercaran hasta su vereda, pero que jamás pensó que estaría cerca de la muerte.
“Escuché el primer disparo y me tiré al agua, no quería morir y como pude me refugié debajo de una matas a orillas de la quebrada el Ojal y podía escuchar claramente los gritos de desespero de los guerrilleros que decían que ellos se entregaban, pero que les respetaran la vida y eso no fue así, a ellos los masacraron”, comentó el testigo, cuya identidad pidió que no fuera revelada y dijo que su versión la entregará a organizaciones internacionales defensoras de derechos humanos.
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Pese a que ya no hay patrullajes de la fuerza pública, aún se siente el miedo; sus pobladores dicen que hay cierta presencia extraña de estigmatización sobre ellos, que los tiene arrinconados y pidieron del gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, una investigación sobre lo sucedido.
Hasta el momento y luego de la revelación de los videos por parte de la comunidad, ningún alto mando del Ejército se ha pronunciado al respecto.
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