Atascado entre las caudalosas aguas de un arroyo en plena Vía 40 quedó el taxi de Yerry Cabarcas, un conductor de 49 años al que lo sorprendió una creciente súbita al mediodía de este lunes, cuando entregaba un domicilio en el norte de Barranquilla y de repente cayó un aguacero que en segundos convirtió las calles en ríos.
Cabarcas cuenta que minutos antes de que empezara a llover, una de sus llantas empezó a fallar y prefirió detenerse a revisar. Luego vinieron las primeras gotas y, al verse varado, optó por estacionar a un lado de la calle y refugiarse dentro del taxi, sin sospechar que en cuestión de segundos se formaría un arroyo que lo arrastraría más de una cuadra hasta la Vía 40.
"El arroyo me sorprendió, empezó a subir de repente y me comenzó a mover y arrastrar el carro. Llegó un momento en que el carro quedó pegado al andén, entonces salí por la puerta y me tiré, para que la corriente se terminara de llevar el taxi", recordó.
"Afortunadamente el arroyo llega hasta la Vía 40 y el carro quedó ahí en la mitad de la calle", dijo.
Publicidad
Después del aguacero, Yerry logró rescatar su vehículo y llevarlo hasta su casa, donde este martes amaneció lavándole la cojinería y desarmándolo para intentar reparar los daños que causó el arroyo en el motor, la dirección y la carrocería.
El conductor recién adquirió su vehículo con un crédito para trabajar y mantener a sus tres hijos, en edades entre los 10 y 18 años; pero ahora está en aprietos porque reparar el carro costaría más de 2 millones de pesos y solo así podría seguir manteniendo su familia y pagar su deuda crediticia.
Publicidad
"Todavía estoy pagando ese crédito y el carrito era el que me daba para pagar esas cuotas y sostener los gastos de la casa. En estos momentos estoy tirando cabeza a ver qué hago para reparar el taxi, porque cada día varado es un día de pérdida", expresó Cabarcas, con la esperanza de recibir algún tipo de ayuda en esta difícil situación.
Tras los aguaceros de esta semana, los comerciantes de las plazas de mercado de Barranquilla también resultaron inundados, dicen ellos, debido al deterioro que presentan sus infraestructuras y el rebosamiento de las alcantarillas.