En jaque se encuentran el orden público y la movilidad del área metropolitana de Barranquilla por los bloqueos que casi a diario se registran en vías principales como la Circunvalar y La Cordialidad, donde la ciudadanía queda atascada hasta por más de cinco horas como consecuencia de los cierres que hacen las comunidades para protestar, casi siempre, por la mala prestación de los servicios públicos.
Las protestas contarían con el respaldo general de la ciudadanía, si no fuera porque algunos han convertido a estas manifestaciones en una excusa para lucrarse y cometer actos vandálicos, bloqueando vías y exigiendo $2.000, $3.000 o $5.000 a conductores y pasajeros para permitirles el tránsito hacia sus casas, lugares de trabajo o centros de estudio.
Juan Carlos Calderón, gerente general de la empresa de buses Alianza Sodis, denuncia que la situación se les ha salido de control a las autoridades, mientras la ciudadanía es víctima de la delincuencia y los transportadores sufren incalculables pérdidas en estos bloqueos.
“Nosotros sí queremos sentar esta protesta y poner la voz ante las autoridades, porque esto se volvió en un negocio. Están cobrando peajes para dejar pasar los carros y esto no debería ocurrir en una ciudad. Yo esperaría que la autoridad reaccione y le pido al alcalde que tome e control porque está pasando que cuatro vándalos se toman el control de las vías y cierran por cualquier cosa”, dijo Calderón.
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Los ciudadanos del común denuncian, además, que estos bloqueos también terminan siendo escenario propicio para la delincuencia y ni qué decir de los enfrentamientos de pandillas o ‘tirapiedras’ que usan estas vías como campo de batalla.
“La gente piensa que solamente es un bloqueo porque no hay luz, pero nos vamos más un poquito más a fondo de lo que esto está generando. Un ejemplo es que cuando nos coje n trancón se acerca alguien al vidrio y te atraca. Otra cosa son los tirapiedras, estos cuando le parten un vidro a un carro o un bus, esto lo tiene que pagar es el afectado”, dijo un ciudadano.