El Mercado de las Pulgas de Usaquén, un ícono cultural y comercial de Bogotá, enfrenta acusaciones sobre presuntas irregularidades en su operación, además de enriquecimiento aprovechando el espacio púbico. Por eso, en diálogo con Mañanas Blu , con Camila Zuluaga, Sergio Soto, representante legal del mercado, respondió afirmando que la asociación ha cumplido con todas sus obligaciones económicas y que su labor beneficia a más de 100 familias emprendedoras.
En ese sentido, Soto reveló que han pagado más de $3.000 millones por el uso del espacio público durante los años de operación. "No es culpa nuestra que el Distrito no haya terminado de definir sus protocolos", señaló, refiriéndose a la falta de permisos actuales, que atribuyó a una transición administrativa. También explicó que el mercado operó con autorización entre enero y agosto de este año, y que están a la espera de las directrices oficiales para continuar.
El manejo de los ingresos,
Soto defendió la transparencia en el manejo de los recursos del mercado, que recibe alrededor de $16 millones cada fin de semana. Según explicó, cerca de $11 millones se destinan a cubrir gastos logísticos como el montaje y desmontaje de 130 carpas, alquiler de baños, servicios de seguridad privada, una enfermera y pago de energía. "Es un evento con una estructura logística robusta, diseñado para garantizar la comodidad y seguridad de los visitantes", detalló.
Además, aclaró que el cobro por puesto es de $131.000, lo que incluye instalación y administración, y rechazó las acusaciones de enriquecimiento indebido: "El mercado no es de una persona. Está compuesto por más de 100 familias emprendedoras que trabajan cada fin de semana para mantener esta tradición", afirmó.
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Por otra parte,
el abogado que lidera la denuncia contra el mercado argumentó que tres asociaciones se han enriquecido con su operación y criticó que las autorizaciones iniciales, supuestamente otorgadas por solo 10 o 12 días, se hayan extendido de manera indefinida. "Esas autorizaciones no justifican que el mercado se haya quedado operando durante años", declaró, cuestionando la legalidad de su permanencia en el espacio público.
Ante eso,
Soto recalcó también que el mercado ha sido reconocido como una actividad de interés cultural, lo que garantiza su importancia como evento de ciudad. Sin embargo, admitió que las obras en curso y la reducción del espacio disponible —que pasó de cuatro cuadras a dos tras la pandemia— han afectado el flujo de visitantes, que ahora oscila entre 5.000 y 10.000 personas por fin de semana.
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"A pesar de las dificultades, seguimos trabajando para que este mercado, un símbolo cultural y económico de Usaquén, prevalezca", concluyó Soto.