Miles de mujeres dejaron las huellas de sus zapatos estampadas en las calles de Bogotá al ritmo de la sororidad de la marcha feminista del 8M y con mensajes como “somos las nietas de aquellas que no pudieron matar” o “marcho para que mi hermana llegue a casa segura”.
Luna se encargó de llevar una bicicleta llena de cubos de pintura. A su paso, el olor a los tintes lo inundaba todo hasta que las otras cinco mujeres que la acompañaban tomaron los barriles que cargaba y esparcieron sobre el suelo pintura roja, verde, blanca y negra y con spray con frases como: “Abuela, el machismo no nos callará más”.
Así, a cada paso que dieron las marchantes, dejaron la colorida huella de sus zapatos gritando, unidas y emocionadas: “Por aquellas que están y por las que mataron”.
La marea verde y morada inundó las calles de Bogotá en esta marcha que anualmente junta a mujeres para luchar por sus derechos y reivindicar la memoria de aquellas asesinadas por la violencia machista.
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Las feministas también celebraron logros como la legalización del aborto hasta la semana 24 aprobado en Colombia hace poco más de dos años.
Hermandad y unión
Entre gritos y llantos, las voceras subidas a la camioneta que guiaba la marcha recordaron los 525 feminicidios registrados en 2023 y los 21 que ya lamentó Colombia hasta enero de este año.
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Natalia, una de las manifestantes, aseguró a EFE que este año le exigen al Gobierno Nacional “condiciones de vida dignas” y que establezcan la renta básica universal y “medidas afirmativas para la inclusión económica de las mujeres”.
También este año, el apoyo a las mujeres palestinas y contra los bombardeos israelíes de Gaza tuvo un papel destacado en la marcha, donde se ondearon banderas palestinas y se usaron los colores del país para pintar los rostros de las colombianas.
A esta amalgama también se sumó lo indígena de la mano de las cinco ahumadoras muiscas de Bacatá, quienes encabezaron el paso quemando plantas dulces como la hierbabuena y esparciendo agua con miel “para endulzar el territorio para todas y todos”, contaron a EFE.
La primera marcha de las más pequeñas
A las veteranas que llevan años asistiendo a la marcha se sumaron las niñas pequeñas que asistieron por primera vez a la movilización “para que todas las niñas puedan ir al cole y ser lo que quieran”, dijo a EFE Victoria, de 8 años.
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Antes de arrancar, Victoria pintó arrodillada e ilusionada sobre la pancarta que llevó en su camino hasta la Plaza Bolívar de Bogotá mientras su madre explicaba que lleva semanas ilusionada por este día: “Todas las mañanas me decía: ¿es hoy ya?”.
Como ella, otras niñas marcharon caminando o sobre los hombros de sus madres y abuelas caminando con emotivas pancartas que leían “tranquila Mami que hoy ellas me cuidan”.
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