En la mañana del pasado miércoles, 18 de diciembre, fue marcada por una escena de angustia y desesperación en la avenida Boyacá , a la altura del sector de La Esperanza, en la localidad de Fontibón, Bogotá. Un grave accidente de tránsito involucró a un padre y su hijo de tres años, quienes quedaron atrapados dentro de su vehículo tras ser impactados por una tractomula robada.
Felipe, el padre afectado, relató a Noticias Caracol los momentos de terror vividos en el momento del choque. "Empezaron a correr vidrios por todas partes y en el momento que el container cae sobre mi vehículo, la mula me arrasa como unos 50 metros", recordó con angustia.
Felipe y su pequeño hijo viajaban para Puerto Gaitán, Meta, para pasar las fiestas de fin de año. "Había viajado de Puerto Gaitán a Chiquinquirá a bautizar a mi hijo en la iglesia Santa Bárbara, y cumplí porque la promesa era que cuando cumpliera tres años lo iba a bautizar", comentó Felipe, quien decidió tomar la Avenida Boyacá para evitar el tráfico en la capital.
Sin embargo, un accidente que parecía ser inevitable se produjo cuando la tractomula, con un peso superior a los 30,000 kilos, los impactó de frente. El impacto dejó a Felipe atrapado entre los hierros de su vehículo, mientras su hijo pequeño dormía en las sillas traseras. En medio de la tragedia, dos mujeres que presenciaron el accidente acudieron al rescate, sacando al niño, que se despertó llorando y preguntando angustiado por su padre. "Papá, papá, no te me mueras, no te vayas a morir, ¿cierto que estamos bien?", decía el niño, mientras Felipe le apretaba la mano para tranquilizarlo.
A pesar del dolor y la angustia, Felipe se mantenía consciente mientras esperaba el rescate. "Le pedí mucho a Dios, sólo pensaba en mis piernas porque el trailer estaba destripando el carro, y a medida que el carro seguía destripando, me apretaban mucho las extremidades", recordó. Tras dos horas de agonía, fue rescatado por los Bomberos y llevado a un hospital.
Sin embargo, su calvario no terminó ahí. Durante su traslado, Felipe fue víctima de un robo. Según relató, le robaron 2'470.000 pesos en efectivo, que le había dado el abuelo de su hijo en Chiquinquirá, además de varias joyas, entre ellas la cadena de oro de su hijo. "El paramédico los saca de la billetera, se los embolsilla, y cuando le reclamo él me dice: 'Tranquilo que no hay ladrones'", comentó Felipe, visiblemente afectado por la situación.
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A pesar de las cirugías a las que fue sometido en sus piernas, Felipe, quien aún permanece en recuperación, expresó su agradecimiento por la vida de su hijo, quien solo sufrió un rasguño. "Dios existe y nos dio una segunda oportunidad a mi hijo y a mí", concluyó emocionado, mientras espera con esperanza que no quede con secuelas permanentes.
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