Autoridades de socorro continúan con las labores de remoción y evacuación de los niños, padres de familia y trabajadores que quedaronatrapados en la Autopista Norte de Bogotá debido a las inundaciones registradas este miércoles, 6 de noviembre, entre las calles 215 y 230. Según informó la Alcaldía, muchos pasaron la noche en colegios de la zona y, en la madrugada de este jueves, están recibiendo ayuda para poder salir.
Como resultado de las inundaciones, varios colegios ubicados en el norte de la ciudad suspendieron las clases. En cuanto a la movilidad, se ha implementado un reversible para ingresar a Bogotá por la Autopista Norte y la salida será por la carrera Séptima mientras se llevan a cabo las evacuaciones de las personas y vehículos afectados.
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Sebastián Rodríguez, profesor del Gimnasio Los Robles, relató en Mañanas Blu la dramática experiencia: “Nosotros sabíamos que ya se avecinaban las lluvias y dimos la salida de las rutas desde el colegio en la zona de Guaymaral a las 2:45 de la tarde. A las 3:30 de la tarde, ya nos reportan que las rutas se encontraron inundadas en la zona de Bima, entre Bima y la calle 222. Desde entonces, los chicos quedaron atrapados en sus rutas hasta aproximadamente las 12:30 de la noche, cuando logramos evacuar a los últimos estudiantes”.
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El profesor continuó: “Ayer tuvimos cinco rutas atrapadas, con aproximadamente 100 a 110 estudiantes y alrededor de 20 educadores en la zona. Algunos docentes y administrativos se quedaron atrapados dentro del colegio sin poder salir. A otros les tocó irse caminando con el agua a la cintura para auxiliar a los estudiantes, llevándoles galletas, paquetes de papas, jugos y agua, y poder sacarlos al baño cargados en hombros, ya que teníamos niños de primaria y primera infancia. La situación fue realmente traumática”.
Rodríguez también explicó que las rutas de menor tamaño se inundaron completamente, llegando el agua a las rodillas de los niños, quienes tuvieron que recoger las piernas encima de los asientos para mojarse lo menos posible. Los profesores y monitoras de las rutas, ante el desespero, se vieron obligados a cargar a los niños en hombros para llevarlos a una bomba de Texaco cercana y al centro comercial Bima.
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“Cuando el agua seguía subiendo y sin recibir respuesta ni ayuda, los niños empezaron a desesperarse y a llorar. Nos tocó sacar a todos los niños de las rutas y dejarlos en una zona medianamente elevada junto a estudiantes de otros colegios para mantenerlos a salvo”, añadió el profesor.