Al interior del patio-taller del metro de Bogotá hay una mega fábrica en la que día a día se elaboran cerca de 60 pilotes de concreto y acero que sostienen las bases de la primera línea de este sistema de transporte.
Es un proceso que parece un perfecto engranaje de legos, seguramente porque detrás de toda esta ingeniería está el cerebro del consorcio chino que se ganó la licitación para construir y operar el metro por 30 años.
Al inicio del proceso, una máquina corta y ensambla las estructuras de acero y alambrón que son la columna vertebral de estos soportes, luego pasan por un proceso donde son ubicados en moldes con un líquido aislante, para después vaciar el concreto de secado rápido que va a una máquina centrifugadora que hace que este material se pegue a los bordes del molde y permite que los pilotes queden vacíos por dentro.
Al finalizar este proceso, están listos para pasar a la zona de secado, donde son marcados con un serial que indica en cuál parte de los 23 km del metro serán ubicados.
Diariamente pueden llegar a construir 60 de estas estructuras y se requieren cerca de 8.000 para la totalidad de la primera línea.
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Cerca de 40 trabajadores chinos viajaron desde su país para trabajar de la mano con los obreros colombianos en la elaboración de los soportes.
Los pilotes pueden llegar a medir hasta 15 metros y algunos de ellos son instalados a 45 metros de profundidad, su principal función es dar soporte a las estructuras por donde transitarán los vagones del metro.
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Al finalizar la producción total, la fábrica será desmontada y en su lugar se construirán las edificaciones donde estarán ubicadas las estaciones eléctricas de las que se alimentarán los vagones de la línea 1 del metro de Bogotá.