El país sigue conmocionado por la muerte de Sara Millerey , una joven transexual de 32 años, quien fue arrojada a una quebrada de Bello, Antioquia, a comienzos de abril. Fue torturada y sufrió varias lesiones graves en todo el cuerpo.
Aunque las investigaciones continúan, su mamá, Sandra Borja, pide justicia por los responsables del atroz hecho . En diálogo con Más allá del silencio podcast con Rafa Poveda, reveló nuevos detalles de lo que pasó y, además, recordó que fue lo último que su hija le dijo en el hospital.
“Ha sido muy duro porque ella no le hacía mal a nadie. Me dejaron destrozada, me dejaron triste, me dejaron con el alma rota porque me quitaron mi niña; solo la tenía a ella, me dejaron vacía y nunca lo voy a olvidar”, dijo, con dolor.
Sobre el día que encontraron Sara Millerey sufriendo en el agua, en un borde de la quebrada La García, contó que, cuando llegó, la vio “allá tirada” y solo le podía decir que se sujetara para no ser arrastrada por la corriente, pues no la dejaban bajar a ayudarla hasta que no llegaran los bomberos.
“Dos buenos señores, no sé quiénes son y Dios los bendiga, se metieron y la socorrieron mientras que llegaban los bomberos (…) Después la estabilizaron en la ambulancia; tenía hipotermia y luego nos dirigimos al hospital”, mencionó.
No las atendieron con urgencia en el hospital
Al llegar al hospital, Sandra aseguró que no las recibieron de la mejor manera y la pusieron en una colchoneta sin sábanas. Pese a que Sara Millerey venía con hipotermia, nadie les dio una cobija o algún protector porque, según respondieron, se trabajaba solo con los insumos que había.
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“Me quité mi saco, mi chaqueta y la arropé. Me mandaron otros sacos y la arropé también con esos y ya fue muy mala la atención. Me dijeron que era triage etapa tres porque no había llegado baleada o con heridas cortopunzantes”, describió.
Luz Dary Borja, tía de Sara Millerey, también se pronunció. Dijo que en ese momento los médicos les contestaron que no tenía rastros de sangre en el cuerpo y por eso, en parte, no las atendieron con urgencia, sino hasta las 4:00 de la mañana.
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Luego de toda la espera, Sandra Borja recordó que atendieron a su hija, la empezaron a enyesar por las fracturas que tenía y ahí “empezó con taquicardia”. Ya en UCI, uno de los doctores le dijo que Sara estaba “muy grave”.
“Falleció a las 3:00 de la tarde del sábado y que era por los múltiples golpes que tenía, que de pronto por las fracturas que tenia por dentro, le había reventado alguna vena o algo que hizo que tuviera liquido en el cuerpo; no sabían por cuál lado”, lamentó.
La versión de su tía y los escabrosos detalles
Luz Dary Borja añadió en el podcast de Más allá del silencio que, a falta de las conclusiones de la investigación que se adelanta, su sobrina Sara Millerey también pudo sufrir el día que la atacaron un intento de degollamiento porque le encontraron cortadas en la parte del cuello.
“Tenía una cortada en el cuello, no sé si la quisieron degollar. Fue al lado derecho. Tenía un hueco en la cabeza, sus dos manos fracturadas, una pierna y tenía dos o tres costillas rotas y el pulmón lo tenía destrozado, estallado”, aseveró.
Sus últimas palabras: “Me voy a morir”
Cuando le preguntaron, estando en el hospital, qué había pasado y quiénes la habían agredido de tal forma, solo respondió que “hombres malos” la habían arrojado a la quebrada La García y que tenía mucha sed, nada más.
“’Mamá no me abandones’ y después me miró y me dijo: ‘me voy a morir’. Le dije: ‘no mi amor, no te vas a morir y te vas a recuperar’. Finalmente, sí murió”, contó su mamá en medio del llanto.
Al respecto, dio que Sara era una “niña entregada a dios que siempre pedía protección” porque a veces la trataban mal por ser trans. Insistió que la “insultaban” y sobre si la golpiza que recibió antes de morir sería solo por su condición sexual, respondió que sí, por ser “solo ella”.
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Este fue el último texto que dejó Sara Millerey
Aleja de mi señor, de mi vida, toda maldad, toda mala actitud y toda mala acción. Toda idea en contra de mí y, por, sobre todo, el hecho de violencia que me dañe o me deje sin vida y si alguna vez sucede, acompáñame con tu preciosa luz (…) Ayúdame cuando esté débil y cansada, anímame siempre fortaleciéndome cada día cuando esté triste, consuélame cuando sienta dolor, cúrame cuando esté tentada por el mal, apártame de eso y guíame por la senda correcta
Su mamá, con lágrimas, señaló que Sara Millerey “solo quería ser feliz y ser ella”.
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