Una verdadera crisis humanitaria padecen los habitantes del nordeste antioqueño donde las disidencias de las Farc en alianza con el ELN están enfrentadas al Clan del Golfo, causando terror entre las comunidades que no han tenido otra opción que desplazarse para evitar quedar en medio del fuego cruzado.
Según cifras de la Unidad de Víctimas este año 500 familias, compuestas por 2.500 personas, han tenido que abandonar sus tierras. A esto se suma que las disidencias de las Farc, por ejemplo, estarían presionando a los campesinos para que impidan el desarrollo de operaciones militares y, como si fuera poco, han realizado actividades de adoctrinamiento con menores en escuelas rurales.
Una situación alarmante, para el defensor de derechos humanos y vocero de la Fundación Sumapaz, quien si bien reconoce que los homicidios han disminuido, las disputas territoriales están en aumento.
Se presenta una situación que tiene que ver con confinamientos, desplazamientos forzados, homicidios a firmantes de paz, secuestros a firmantes de paz y personas de la comunidad se han presentado casos de tortura de violación y esto obedece principalmente a este tema de disputas por el territorio.
Para analizar esta problemática y buscar salidas al conflicto, en las últimas horas se realizó un encuentro entre entidades del gobierno y líderes comunitarios, en el que además se expusieron los daños y riesgos que enfrenta la población.
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