El canto de los pájaros se mezcla con el sonido del imponente río Cauca sobre Puerto Valdivia. Los niños jugando, los caballos galopeando y la música de las grabadoras no se volvieron a escuchar en la parte baja del corregimiento, a orillas del río, donde ya se cumple un año de evacuación por la contingencia en Hidroituango.
Normandina Cuadros tiene 65 años y vive desde hace 18 en Puerto Valdivia, tiene una improvisada fábrica de arepas que hasta hace 12 meses distribuía en toda población.
El 12 de mayo de 2018 tuvo que salir de su casa corriendo con sus tres hijos y nietos. Desde hace 4 meses pudo regresar, su casa es el límite entre las familias que pueden retornar y quienes no.
Le puede interesar:Lluvias provocan deslizamiento en embalse de Hidroituango
“Nos hacían levantar a cualquier hora de la noche lloviendo para un estadero alto. Ese día era la misa de las mamás muertas y yo miré para el lado de la iglesia y vi que el agua del Cauca estaba entrando por las ventanas de una casa”.
Ahora, sus vecinos están fuera de Puerto Valdivia. Algunos permanecen autoalbergados en Yarumal, Medellin o Briceño lo que significó que, así como varias casas aledañas se derrumbaron, también se desmoronó su negocio de arepas.
Publicidad
Publicidad