El pastor Andrés Corson hizo una profunda reflexión sobre la obediencia, un tema que confronta nuestra naturaleza humana rebelde. Él plantea que aunque nos cuesta obedecer, no estamos solos, ya que Jesús nos dejó un ejemplo claro de cómo aprenderla, incluso en medio del sufrimiento: “Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer” (Hebreos 5:8).
La obediencia no es algo automático, sino que se desarrolla con el tiempo y las pruebas. Jesús, desde su niñez, mostró sumisión a las autoridades, como cuando regresó con sus padres a Nazaret después de ser hallado en el templo (Lucas 2:51). Su obediencia culminó en el momento más difícil, en el Getsemaní, cuando oró: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.
El pastor también destaca que la rebeldía, opuesta a la obediencia, es una tendencia natural del ser humano: “El corazón del muchacho está lleno de maldad” (Proverbios 22:15). Esta actitud se refleja en desobedecer a Dios, hacer las cosas a nuestra manera, o incluso cuestionar su Palabra.
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