Durante más de dos horas se reunieron el presidente Gustavo Petro y los presidentes de las altas cortes en la sede de la Corte Suprema, esto después de que fuera el propio Gobierno el que pidiera ese encuentro tras la polémica que se generó por las declaraciones del mandatario que dijo ser el jefe del fiscal Francisco Barbosa y de que la Corte suprema lo contradijera y se declarara inquieto por el pronunciamiento.
El presidente Petro llegó a la 1:30 de la tarde al Palacio de Justicia y, allí, fue recibido por el anfitrión, el presidente de la Corte Suprema, Fernando Castillo Cadena, de inmediato ingresaron al almuerzo en el que también estuvieron los presidentes del Consejo de Estado, la Corte Constitucional y el Consejo Superior de la Judicatura. Del Gobierno estuvieron, además del presidente, el ministro de Justicia, Néstor Osuna, el secretario jurídico de Palacio, Vladimir Fernández, y la jefe de Despacho, Laura Sarabia.
Al término del encuentro, el presidente de la Corte Suprema leyó un corto comunicado en el que reiteran el respeto por la separación de poderes y acuerdan tramitar la diferencias por vías institucionales.
“Destacamos este espacio de encuentro en el que se reafirmó la adhesión al principio de separación de poderes como presupuesto esencial del Estado de Derecho”, se advirtió en la comunicación.
Y se dejó claro que: “Como representantes de las jurisdicciones ordinaria, contencioso administrativo, constitucional y del órgano de Gobierno y administración de la Rama Judicial, coincidimos con el señor presidente de la República en la necesidad de mantener el firme compromiso de encauzar las diferencias a través de los mecanismos institucionales, dentro del respeto irrestricto a la autonomía e independencia judicial”.
Finalmente, se hizo una invitación a todos los actores institucionales, políticos y sociales a acompañar el “propósito común de avanzar dentro del estricto marco de sus competencias, en la colaboración armónica entre las distintas Ramas del poder público para el cumplimiento efectivo de los fines esenciales del Estado, así como a preservar un diálogo franco, directo y constructivo”.
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