El presidente Gustavo Petro le dio la orden al ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, de salvar la reforma a la salud, que está a punto de ser hundida en el Congreso.
Velasco está liderando las negociaciones y acercamientos con los congresistas de la mano de Sandra Ortiz, consejera para las regiones. Ortiz está tratando de llevar a la mesa las preocupaciones de alcaldes y gobernadores frente a las dificultades financieras de los hospitales públicos en el país.
El Gobierno nacional está en un último intento por evitar el fracaso definitivo de la reforma a la salud y lograr un consenso que permita darle la vuelta a la situación generada luego de que 8 de los 14 integrantes de la Comisión VII de la Cámara de Representantes firmaran una ponencia que pide archivar el proyecto y otra más se comprometiera públicamente a pedir el hundimiento de la iniciativa.
Velasco se ha reunido con congresistas que apoyan la reforma y con otros que quieren hundirla y está tratando de tender puentes y poner en la mesa la posibilidad de una tercera via: Una ponencia alternativa.
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En el panorama también juega un papel clave el Departamento Nacional de Planeación, que está recolectando propuestas para evaluar qué es viable y qué no en una eventual propuesta de modificación.
Sin embargo, al final del día el aval técnico tendría que salir del Ministerio de Salud, que está en un segundo plano de las discusiones.
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Las relaciones entre el ministro de Salud, Guillermo Jaramillo, y los congresistas que evalúan la reforma están rotas: no hay forma en que lleguen a ningún acuerdo con él.
Esa es una de las razones por las cuales es Velasco, y no Jaramillo, el que le está poniendo la cara a la crisis.
La situación de Jaramillo es similar a que hace meses enfrentó su antecesora en el cargo Carolina Corcho. Al final de sus días en el Gobierno de Gustavo Petro, Corcho también había roto las relaciones con los congresistas y la reforma estuvo cerca de hundirse.
La primera crisis de la reforma a la salud llevó al rompimiento con los sectores de centro y con la coalición en el Congreso, así como a la salida de varios ministros antes de que se cumpliera el primer año de gobierno.
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La segunda crisis apenas comienza.