Poco a poco Roberto se comenzó sentir más explotado por la asociación internacional y altos dirigentes del fútbol. Según él, las regalías que cobraban los futbolistas, no estaban ni cerca a todo lo que recogían los directivos durante los torneos mundiales y muchos futbolistas no llegaban a ser tan reconocidos, por lo cual tras su retiro se quedaban sin dinero y desprotegidos.
Sus declaraciones en varios medios provocaron que toda Europa hablara de él y los grandes organizadores se comenzaron a preocupar por la situación. Incluso, su representante intentó convencerlo de que lo que hacía no era correcto, pero Roberto seguía empeñado en que era una causa justa e incluso terminó por despedirlo por llevarle la contraria, lo que denotaba una arrogancia bastante cimentada.
Todo eso ocurría en medio de un nuevo Mundial de fútbol. Y no contento con esto, Roberto convocó a varios jugadores que apoyaban su idea. A través de reuniones diarias los jugadores comenzaron a trazar un plan para tumbar el millonario negocio de los directivos.
Por otra parte, los grandes círculos del fútbol, alertados por la amenaza que representaba Roberto, comenzaron a ejecutar un plan tras bambalinas que incluía la complicidad de uno de los jugadores que supuestamente apoya a "El volador Benítez".