Vivimos en una época en la que muchos se creen dueños de la verdad , suponiendo que su opinión debe ser aceptada sin ninguna crítica, y creyendo que tienen más dignidad que aquellos con quienes comparten el planeta. Las redes sociales , por ejemplo, son un espacio donde estas actitudes se evidencian constantemente, y también en algunas dinámicas políticas se adopta esta posición de quienes lo saben todo.
Por eso creo que es necesario volver a hablar de la humildad, una virtud que a veces parece olvidada o confundida con sumisión y pobreza.
Me gusta la etimología de esta palabra, ya que proviene del latín humilitas, derivada de humus, que significa "tierra". Esta conexión nos recuerda que somos parte de algo más grande que nosotros mismos y que debemos mantener los pies sobre la tierra.
Teresa de Ávila decía: “la humildad es la verdad”, destacando que se trata de tener una relación sana con uno mismo, lo que implica reconocer tanto las habilidades y capacidades que poseemos como nuestras limitaciones y debilidades, y actuar de acuerdo con este conocimiento. En otras palabras, es ser conscientes de que somos valiosos y útiles, pero no perfectos, que podemos equivocarnos y que no somos superiores a los demás.
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Creo que la humildad aporta muchos beneficios a la realización de nuestro proyecto de vida. Por ejemplo, facilita mejores relaciones interpersonales, ya que las personas humildes son transparentes y seguras de sí mismas, lo que genera confianza en los demás. Además, los humildes tienen una mayor capacidad de aprendizaje, pues al reconocer sus limitaciones, están más abiertos a aprender de los demás. Lo que más me gusta de la humildad es que ayuda a apreciar lo que tenemos y a sentirnos más satisfechos con nuestra vida, lo que propicia armonía y felicidad. También creo que las personas humildes tienden a ser más persistentes y trabajadoras, lo que les permite alcanzar sus metas.
Estoy convencido de que la humildad es una cualidad que nos enriquece como personas y nos permite vivir en armonía con los demás. Es una virtud que debemos cultivar a lo largo de nuestra vida, y es consecuencia de la sabiduría.
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