Ayer en la noche encontré algunas luces de mi casa encendidas y comencé a apagarlas. Inmediatamente recordé que esa era una de las acciones que hacia mi padre en la casa materna. Me emocioné, porque él ya no está, pero me di cuenta de cómo uno va asumiendo algunos rasgos y características de sus padres. En este caso, el de mi papá.
Creo que este hecho puede ser una oportunidad para generarles un homenaje. Muchos hemos tenido unas experiencias maravillosas y extraordinarias con ellos, que han sido referentes, modelos, amigos y acompañantes en el camino. Otros infortunadamente no han podido vivir esa etapa junto a ellos por distintas razones; y otros están siendo papás en este instante. Sería oportuno que pensaran en la importancia y en el valor que tienen en la formación de sus hijos. Creo que este mensaje es fundamentalmente en dos sentidos:
- Para los hijos. Que ojalá sepan homenajear a sus padres con una actitud de apoyo y de amor. Creo que la mejor forma es manifestándoles con acciones cotidianas que están junto a ellos, así como ellos estuvieron a su lado durante sus procesos de formación, en sus triunfos y fracasos. Los hijos agradecidos reconocen lo bueno y alegran el corazón de los papás.
- Para los padres. Que sepan entender cuál es su función en la vida de sus hijos, que tengan claro su rol y no olviden que se trata de una labor especial que requiere el desarrollo de muchas habilidades que se van adquiriendo con el tiempo. Nadie recibe a sus hijos siendo el papá o la mamá perfecta. Pero se trabaja, para con el tiempo, conseguir ser el que su hijo necesita. Es importante tener claro y cumplir con el papel que les da ser padres. Y esto lo digo pensando en algunos que se han separado de sus parejas creyendo que también se han separado de sus hijos.
Un saludo hoy para todos los papás que en este momento acompañan a sus hijos, y una oración al cielo por los que ya no están, ellos siguen en el corazón.