Vivimos un momento en el que, en nuestra sociedad, los grandes millonarios, los hombres de la tecnología, se han convertido en líderes de opinión, y de alguna manera marcan la rutina en la que vivimos. En este caso quiero referirme aElon Musk , quien les ha ordenado a los trabajadores de su empresa que retornen presencialmente, porque el teletrabajo ya no sería aceptable. Solicitó a sus empleados estar 40 horas por semana en la oficina y remató diciendo que si alguien no aparece presencialmente, se asumirá que ha renunciado.
Las declaraciones me sorprendieron. Me quedan preguntas como: ¿es realmente lógico que uno de los hombres más innovadores del mundo se manifieste en contra del teletrabajo? O ¿es que no tiene ninguna ventaja esta manera de laborar? Para nadie es un secreto que con la pandemia esta modalidad se impuso y que gracias a ella se pudieron salvar muchos puestos. De hecho, en Colombia el pasado 11 de abril se firmó el decreto que hizo formal esta modalidad de trabajo, y que a su vez también estableció condiciones para que se pueda realizar de la mejor manera. Estos sin duda son pasos necesarios frente a un panorama que nos propone una inmersión en lo digital.
Yo personalmente sí le encuentro muchas ventajas. Primero, la flexibilidad que brinda al trabajador en sus horarios, el poder ahorrarse las horas que pasa en transporte público y en trancones, pero también el ahorro económico que eso genera. Obviamente que se requiere un compromiso de parte y parte. El empleado debe ser responsable al momento de cumplir con sus deberes, y creo que cuando eso pasa, no hay ningún motivo urgente para exigir su presencialidad.
Estamos avanzando cada vez más a un mundo digital, por eso es paradójico que alguien como Elon Musk, que cumple un papel relevante en este proceso, se niegue a normalizar acciones que lo benefician. Y seguro muchos dirán que hace falta el contacto físico, por eso también creo que es válido apostar por un modelo hibrido, en el que la ida a la oficina se justifique y no se convierta simplemente en una obligación.
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