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Somos dueños de nuestro silencio y esclavos de nuestras palabras: opinión de Alberto Linero

Por mi rapidez verbal, a veces la embarro. Por eso me gusta mucho lo que Justin Bariso, autor del bestseller ‘Guía para la Inteligencia Emocional en el Mundo Real’, llama la "regla del silencio incómodo".

Alberto Linero : Foto cortesía.jpeg

Este tiempo de pandemia en el que las pantallas se han inmiscuido en nuestras prácticas cotidianas, ha ocasionado que muchas personas aparezcan diciendo frases que seguro hubieran preferido que nadie escuchara: “La vieja esa” o la mentada de madre que escuchamos de una senadora, son como los ejemplos más claros, pero todos de alguna manera necesitamos cuidar nuestras palabras y evitar respuestas que representen exactamente lo que no queremos que suceda o que terminen hiriendo a los demás sin que ese sea nuestro interés.

Yo tengo que aprender a cuidar las mías, ya que por mi rapidez verbal, a veces termino embarrándola. Por eso me gusta mucho lo que Justin Bariso, autor del bestseller "Guía para la Inteligencia Emocional en el Mundo Real" llama la "regla del silencio incómodo", que ha hecho famosa Tim Cook y Jef Bezos, y que consiste en ser capaces de aguardar un tiempo, pueden ser 10, 20, 30 segundos antes de responder alguna pregunta o de contestar alguna interpelación cuando nos sentimos desafiados por ella.

Es un silencio incomodo, porque seguramente el otro no espera una pausa –normalmente se puede tener la percepción que es más larga de lo que realmente es-, sino una respuesta rápida. No estamos obligados a responder inmediatamente, sin pensar bien lo que vamos a decir. No podemos caer en la trampa de la inmediatez, hay que saber aguardar y dejar que el cerebro se oxigene rápidamente y nos posibilite una respuesta adecuada.

Cecilia Barría cuenta en un artículo de BBC News Mundo, el uso de esta regla que hizo Steve Jobs: Era 1997, él había regresado a Apple y participaba en una conferencia con desarrolladores. Alguien del público lo atacó diciéndole: "no sabes de lo que estás hablando". Lo primero que hizo Jobs fue quedarse sentado en silencio. Y pensar por más de 10 segundos, tomar agua, dejar pasar 10 segundos más y responder: "Tú sabes" "Puedes agradar a algunas personas en algunas ocasiones, pero…", Jobs volvió a hacer una pausa como de ocho segundos, luego continuó con su respuesta: "Una de las cosas más difíciles cuando estás tratando de lograr un cambio es que, personas como este caballero, tienen razón… en algunas áreas" y continuó con un discurso brillante.

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Necesitamos aprender a usar esta regla, no podemos dejar que los impulsos nos hagan decir cosas de las que nos arrepentiremos. Necesitamos aprender a meditar nuestras respuestas. Recuerden que somos dueños de nuestro silencio y esclavos de nuestras palabras.

Escuche la opinión y la reflexión de Alberto Linero:

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