Jorge Bucay cree que las preguntas fundamentales en la realización del proyecto de vida son: ¿Quién soy?, ¿para dónde voy? y ¿con quién voy?; y además dice que deben ser respondidas en ese orden, es decir, sólo cuando sabemos y tenemos clara nuestra identidad y nuestro propósito de vida, podemos decidir quienes serán esas personas íntimas que nos acompañarán en el proceso y también qué tipo de relaciones afectivas sostenemos con ellas.
Esto que parece evidente, no lo es en una sociedad que quiere imponerle a todos la vida en pareja como una obligación. Se sospecha de todo aquel que no tiene una pareja definida o no se ha casado, creyendo que algo no está haciendo bien. La pregunta incisiva de ¿el anillo para cuándo? o la insinuación de que el “tren” los está dejando, desconoce que la soltería momentánea o definitiva también es una válida opción de vida.
No se está obligado a vivir en pareja. Cada uno desde la comprensión de lo que es y quiere en la vida tiene toda la libertad de decidirlo. Y es que a veces la etapa de la vida en la que se está, exige un tiempo de soledad y de reconstrucción interior que impide una inmediata relación de pareja y eso está bien y no puede ser señalado como raro.
Hoy, en el día de la soltería quisiera insistir en la necesidad de respetar los procesos de los demás y entender que no todos tenemos los mismos intereses; que la vida de pareja sólo tiene sentido como una experiencia de felicidad compartida en la que los dos están comprometidos en lograrlo; y también de creer eso que dicen de que muchas veces es mejor estar solos que mal acompañados.
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Solo puede estar con otro quien ha aprendido a estar consigo mismo, quien se ama y se entiende como valioso. Es en ese movimiento desde el interior que es posible luego salir a entregar todo el amor del que se está lleno. Solo quien se ama a sí mismo sanamente puede amar en libertad a otra persona.
Escuche a Alberto Linero:
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