
Eran los inicios de los años 90 y el padre Carlos Lozano estaba construyendo la parroquia del Espíritu Santo en Barranquilla . Para recaudar fondos, organizaba un evento llamado Templotón, donde artistas locales compartían su talento en un escenario improvisado, pero lleno de entusiasmo.
Yo llegaba como neopresbítero a la ciudad y acompañaba estas actividades los fines de semana. En uno de esos eventos se presentó una joven con un talento especial: cantaba con una voz única y bailaba con la gracia y fuerza de la música árabe. Fue una de tantas artistas que pasaron por allí , sin imaginar entonces el impacto que tendría en el mundo.
Han pasado más de 30 años y esa joven es hoy la artista más grande de nuestro país. Shakira , con cada concierto de esta gira, lo ha demostrado una vez más. Ayer, mientras escuchaba a amigos emocionados por asistir a su espectáculo, pensaba en los valores que han sostenido su camino de éxito.
Su talento es innegable, pero más allá de eso, ha sabido potenciarlo y diferenciarse de otros exponentes musicales . Su disciplina le ha permitido mantenerse en la cima durante décadas. Su creatividad la ha llevado a conectar con públicos de distintas edades y lugares, siempre reinventándose sin perder su esencia.
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Me gusta escuchar a quienes la conocieron en sus inicios decir que sigue siendo la misma barranquillera auténtica , esa que disfruta lo sencillo, que no olvida sus raíces. Ha entendido que solo se puede ser universal cuando se es genuinamente auténtico. Como bien lo enseñó Tolstói: "Quien conoce su aldea, conoce el universo." Esta idea, que con los años se transformó en la célebre frase "Pinta tu aldea y serás universal," sigue siendo una verdad profunda.
En una época donde muchos olvidan de dónde vienen y posan de lo que no son, Shakira es un símbolo de autenticidad. No se ha disfrazado para encajar; al contrario, ha convertido su identidad en su mayor fortaleza. Su historia nos recuerda que el verdadero éxito no está en abandonar nuestras raíces, sino en llevarlas con orgullo al escenario del mundo.