Creo que la verdad se esconde en la obviedad. Muchas veces, al no decir ni analizar lo obvio, corremos el riesgo de no ser conscientes de las enseñanzas y beneficios que se encuentran allí. Por ejemplo, es evidente que debemos ser personas educadas, respetuosas de los demás y de las normas sociales. Sin embargo, cada vez más nos encontramos con discursos que parecen burlarse de quienes creen en el respeto y los buenos modales. Considero que hay una tendencia social a despreciar el orden y a casi creer que el desprecio por los valores es una virtud. A esto se le suma una cierta admiración por la “viveza”, la actuación fuera de la norma y en contra de la ética, y el desprecio por lo público.
Por eso, hoy, corriendo el riesgo de decir lo que ustedes ya saben, quiero insistir en la necesidad de recuperar los buenos modales y el respeto como valores fundamentales para las relaciones interpersonales.
Ser respetuoso y educado es un reflejo de nuestros valores y principios. La forma en que tratamos a los demás muestra que valoramos a los otros y que creemos en tratarlos con dignidad. Además, ser educado y respetuoso sirve como ejemplo para los demás, especialmente para los niños, ayudando a crear una sociedad más educada y respetuosa en general.
Independientemente de otras razones, ser educado y respetuoso de las normas es simplemente la forma correcta de actuar. Es lo que se espera de nosotros como miembros de una sociedad civilizada.
Publicidad
Ser educado y respetuoso te ayuda a tener mejores relaciones con las personas que te rodean, tanto en tu vida personal como profesional. Las personas aprecian a quienes los tratan con consideración y amabilidad. En términos sociales, la educación y el respeto por las normas garantizan que todos los miembros de la sociedad tengan las mismas oportunidades y sean tratados de manera justa. Esto es fundamental para construir una sociedad más justa y equitativa para todos.
Creo que es el momento de trabajar para que nuestras relaciones estén marcadas por la educación y el respeto. No podemos aplaudir ni justificar a quien no actúa conforme a estos valores.