En medio de las discusiones sobre los taxistas y las plataformas digitales de transporte, el senador Jorge Enrique Robledo, furioso crítico de Uber y aplicaciones similares, salió con un comentario en un video personal que sorprende por su nivel de desconocimiento y de menosprecio por el emprendimiento digital y la innovación tecnológica.
Dijo Robledo, en su afán por descalificar a las plataformas digitales, que Uber y sus pares son “pinches programas de computador”; que “se pueden comprar en cualquier esquina”. Que incluso “en el madrugón”, de San Victorino, se puede comprar “un programita de estos”, que “no hay que dejarnos descrestar por esas plataformas” y que hay millones de jóvenes capaces de fabricarlas.
Y en medio de todo, tiene razón, senador, en varios aspectos. Entender la transformación digital como un programita en el celular deja en perfecta claridad su ignorancia sobre lo que significa y supone la innovación digital, esa que ha transformado a las economías más poderosas del mundo; que es el motor del desarrollo socioeconómico de potencias actuales y nacientes en América, Europa y Asia, que es capaz de entender las necesidades de una sociedad y su economía, para crear soluciones con base tecnológica que crean bienestar, conocimiento y riqueza de manera libre y democrática. Le aseguro, son más que un programita de computador.
Y ojalá, senador, tuviéramos más esquinas de esas llenas de jóvenes creando “pinches programitas de computador”, como dice. Desde esas esquinas es que se están transformando las economías mundiales, con empleo de calidad, emprendimiento, tejiéndose las fibras sólidas de una nueva economía en donde personas con su mentalidad, que defienden las anquilosadas normas proteccionistas de negocios que se niegan a evolucionar, no tienen mucha cabida.
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La próxima vez, Senador Robledo, que desee defender a los taxistas, algo que por supuesto tiene todo el derecho de hacer, no ataque a la tecnología, ni a la innovación digital. Tampoco ataque a los jóvenes emprendedores que se dedican a desarrollar las soluciones del futuro, “los pinches programitas esos”, para usted. Al contrario, debemos dejarnos descrestar de esas muchachas y muchachos que hoy están construyendo, con innovación tecnológica, el futuro de sus nietos y de mis nietos.
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