Han pasado 17 días desde las elecciones presidenciales en Venezuela , cuya falta de transparencia en los resultados ha desatado una profunda crisis política en el vecino país, sin que se vislumbre un camino para su resolución, mientras el régimen de Nicolás Maduro profundiza la represión en contra de quienes critican o están inconformes con su gobierno.
Casi tres semanas después de la jornada electoral, sobre cuyos resultados entregados por el CNE controlado por el chavismo hay muchas dudas en Venezuela y en la comunidad internacional, en principio parecieran desvanecerse las esperanzas de éxito de las gestiones de la comunidad internacional para hacer cumplir la voluntad expresada por los venezolanos en las urnas, evidentemente de manera mayoritaria a favor de un cambio político en su país, por medio de Edmundo González Urrutia.
Lo que se había denominada G3 se está desvaneciendo, porque paulatinamente México se ha venido desmontando de su rol en ese grupo, lo cual deja el peso de la responsabilidad de mantener los puentes de comunicación hacia una eventual negociación política, sobre Colombia y Brasil.
A propósito, este jueves llegará a Bogotá el canciller de Brasil, Mauro Vieira quien se reunirá con el canciller de Colombia, Luis Gilberto Murillo, para analizar posibles caminos rumbo a la idea de que haya una negociación política rumbo a la transición política en Venezuela.
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No se descarta la posibilidad de que Brasil le plantee a Colombia la idea de promover una suerte de segunda vuelta presidencial en Venezuela, que no sería una cosa distinta a repetir en la práctica las elecciones del pasado 28 de julio entre Nicolás Maduro y Edmundo González, con una robusta veeduría internacional, idea que por ahora no pareciera tener acogida ni en el régimen de Maduro ni en la oposición.
La gran preocupación es que las gestiones de Colombia, Brasil , Estados Unidos y España hasta ahora no han tenido resultados exitosos para mostrar, lo que aumenta la presión sobre esos gobiernos, en particular sobre el colombiano y el brasileño, que entienden que no pueden mantener indefinidamente una posición tibia frente a los abusos cometidos por el régimen de Nicolás Maduro, ya que esto puede ocasionarles un importante costo político.
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En Venezuela hoy no pareciera existir ningún factor real de presión que lleve al régimen de Nicolás Maduro a iniciar un camino de negociación con la oposición lo cual es altamente preocupante porque estamos ad portas de un pronunciamiento del Tribunal Supremo de Justicia, de corte chavista, que seguramente avalará los resultados cuestionados, punto de partida para una nueva fase de persecución a los opositores.