Este lunes, comienza la prueba ácida para la política de paz total del presidente Gustavo Petro, con el inicio de la negociación con el ELN, la guerrilla más antigua y radical que aún delinque en Colombia y que se ha fortalecido con sus actividades criminales en Venezuela.
Antes del comienzo formal de los diálogos, el máximo jefe de esa guerrilla, alias 'Antonio García', dio los primeros golpes de realidad frente a la complejidad de la negociación, entre otras cosas criticando que el presidente Gustavo Petro haya incluido en su esquema de diálogos, la posibilidad de sentarse con grupos de narcotraficantes.
García también ha criticado al equipo negociador del Gobierno por considerar que ha manejado mediáticamente el preámbulo de los diálogos y aclaró que el ELN no se ha comprometido con suspender unilateralmente sus actividades violentas, como el secuestro la semana pasada de dos soldados en Arauca, posteriormente liberados.
A partir de este lunes, desde el Gobierno con la presencia de negociadores comoOtty Patiño, José Félix Lafaurie, Iván Cepeda entre otros, buscarán ponerse de acuerdo con el equipo del ELN encabezado por 'Pablo Beltrán', en la agenda de diálogos y en la mecánica para desarrollar las conversaciones.
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Todavía no es claro el rol de los militares activos en las mesas de diálogo, ya sea en las mesas técnicas o en la mesa principal, como tampoco hay precisión sobre el papel de alias 'Violeta Arango', guerrillera del MRP, detenida por su presunta responsabilidad en el atentado contra el centro comercial Andino de Bogotá y quien debe quedar en libertad a petición del ELN, para que adelante un rol de gestión humanitaria en torno a las conversaciones.
Resultan inquietantes dos cosas: que el ELN no haya asumido compromisos mínimos para desescalar el conflicto y que el país todavía no conozca el temario de negociaciones y si habrá o no líneas rojas por parte del Gobierno en la mesa de conversaciones.
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