El pasado fin de semana, el presidente Gustavo Petro reveló la idea que tiene para sacar adelante el paquete de reformas sociales que prometió en campaña, con el tiempo jugando en su contra y con un Congreso en el que difícilmente logrará las mayorías para tramitarlas, por lo cual, abrió la puerta a un eventual referendo constitucional.
Las “puntadas iniciales” de esta idea las dio Petro en su discurso de cierre de la gira Gobierno en los Barrios, en Cali, en donde advirtió que el paso previo para que los colombianos eventualmente vayamos a las urnas a decidir si apoyamos o no un referendo para cambiar la Constitución, es un “Acuerdo Nacional”, al que invitó a la que él cataloga como “oligarquía”, el “Establecimiento” o la “clase política tradicional” sobre las reformas sociales.
Luego, el sábado, el presidente Petro explicó en un post que publicó en la red social X, que busca sacar adelante su programa de Gobierno vía referendo, a través de siete puntos que se someterían a votación de los colombianos: implementación del acuerdo de paz por medio de reforma agraria, transformación territorial y verdad, crisis climática, inversión en agua potable y saneamiento ambiental, reforma política, reforma a la justicia, reforma a la salud, reforma pensional, reforma educativa, reforma laboral y uno de los ejes de su gobierno que había quedado en el olvido: el presidente plantea llevar a referendo el polémico “perdón social”, que tantos dolores de cabeza le ha costado a su gobierno.
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No hay claridad sobre cuál sería el mecanismo que pretende proponer el Gobierno a los sectores políticos independientes y opositores para llegar a un Acuerdo Nacional ni cómo eso se traduciría en preguntas que luego tendrían que ser sometidas a la decisión electoral de los colombianos, sobre todo porque ni el presidente Petro ni sus ministros han sido capaces de lograr acuerdos básicos y mínimos con partidos políticos que no pertenecen al Pacto Histórico, para sacar adelante al menos una de las ambiciosas reformas a las que se comprometió el presidente, cuando fue candidato.
Además, llama la atención que el presidente pretenda desconocer que el escenario natural para sacar adelante las reformas es el Congreso de la República, tan legítimo como él, cuyos integrantes obtuvieron más de 18 millones de votos en marzo de 2022, frente a los 11 millones de votos del candidato Gustavo Petro , porque según él, “la verdadera democracia” es únicamente la que se logra a través de mecanismos de consulta directa al pueblo y no las decisiones que adopta el Legislativo.
En cualquier caso, el camino para llevar a cabo un referendo, como el que esbozó el presidente, debe primero recoger las firmas suficientes para su convocatoria, para lo cual tiene un plazo de seis meses, luego la Registraduría tiene 45 días para revisarlas, antes de certificar si se cumplen o no los requisitos, en caso afirmativo, debe fijar una fecha para que los colombianos vayamos a las urnas y para ser aprobado, el sí necesitaría la mitad más uno de los votos, siempre y cuando participe al menos una cuarta parte del censo electoral, que hoy es cercano a los 39 millones de personas.
A manera de contexto, el expresidente Álvaro Uribe, en la cresta de su popularidad, en el año 2003, llevó 15 preguntas a un referendo de las cuáles, solamente una fue aprobada con los requisitos correspondientes.
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En el caso del referendo constitucional que comienza a ambientar el presidente Gustavo Petro, un grupo importante de analistas considera que la “jugada” del jefe de Estado pretende anticipar la campaña de 2026 y busca “aceitar” sus bases de cara a la batalla en la que se definirá si el petrismo sigue o no en el poder.