Uno de los mitos que más daño le ha hecho a la salud integral de las personas es creer que lo más importante es trabajar, producir y estar siempre activo tras la consecución de recursos económicos. Tanto que algunos han perdido su familia, como contexto de seguridad, por estar enfocados solo en lo laboral o terminan con el síndrome del quemado por creer que no se puede descansar.
Solo produce efectivamente quien sabe vivir armoniosamente y tiene espacio para todo en su vida. Es decir, ese que es capaz de cuidar su familia, descansar oportunamente, diversificar su esfuerzo y trabajar decididamente en la consecución de los objetivos que tiene sabiendo que el trabajo tiene que ser una actividad en la que trascienda lo esencial de cada ser humano.
Por eso celebro que los trabajadores colombianos puedan pasar de laborar 48 horas a la semana, como sucede en la actualidad, a solo 42 horas a la vuelta de los próximos tres años, ajuste que comenzará desde mediados del 2023, cuando esa reducción sea de una hora, es decir, ya no se trabajarán 48 horas a la semana sino 47”. Hay que decir que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) Colombia está en el primer lugar de los países donde más se trabaja con un total de 2.172 horas por año. Esta cifra supera a sus pares latinoamericanos como México (2.124), Costa Rica (1.913) y Chile (1.825).
Me quedo en la conveniencia para la salud integral de las personas, tiene que haber tiempo para todo. Eso implica tener un proyecto de vida, en el que haya un propósito claro y trascendente; una organización del tiempo y los recursos que permita gozarse cada espacio. Estoy seguro que un trabajador feliz es más productivo que uno estresado. Por ello se requiere motivar e inspirar a las personas en trabajar en sí mismos, desde un plan de mejoramiento personal. Quien no trabaja en su bienestar integral producirá muy poco, aunque trabaje mucho.
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