Hemos discutido una y otra vez sobre la necesidad del regreso de los niños y jóvenes a las aulas. Tengo claro que esta discusión no se puede hacer en términos de: “o COVID, o educación ”, porque eso sería caer en un falso dilema.
Necesitamos que ellos asistan a sus clases y puedan vivir los procesos de desarrollo de las habilidades emocionales y sociales que requieren. Nadie quiere que se enfermen o sean vectores de contagio, pero tampoco que se atrasen irremediablemente en su psicología evolutiva. Celebro que en casi todos los municipios se haya iniciado la vuelta a la escuela con alternancia.
Es cierto que la amenaza del virus sigue presente, pero me gustó mucho encontrarme con esta noticia: en 51 colegios privados deBucaramanga, a dos semanas de haber iniciado esta modalidad escolar, no se ha detectado un solo caso de contagio deCOVID en los menores, lo que indica que de alguna manera, la escuela puede ser un lugar seguro cuando del virus hablamos.
Sé que son los padres los primeros responsables y quienes deciden si mandan o no a los niños, eso es respetable, porque además se asume que lo hacen por protección, pero valdría la pena mirar esta noticia para poder entender que si hay un cuidado serio y respeto por las normas de bioseguridad, la experiencia puede ser buena.
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Y es que no se trata de mandar a los niños al colegio para que dejen de hacer nada en la casa, sino que permitirles estos espacios es importante porque es en la escuela donde ellos logran desarrollar muchas de las habilidades que posteriormente les servirán para la vida. Por ejemplo, según UNICEF: “A nivel global también se evidencia que a causa de la falta de interacciones diarias con sus compañeros y la reducción de la movilidad, los niños están perdiendo su forma física y su salud mental se ha visto afectada (...) El cierre de escuelas y centros de desarrollo infantil también impacta en la alimentación de los niños, en especial de los más pequeños y en condiciones de vulnerabilidad” cierro cita.
Creo que no se trata de un capricho, los niños necesitan estos espacios para su desarrollo personal. Pensemos en todo lo que les hace falta por aprender, y confiemos en que pronto podamos saber sobre muchos más colegios en los que los niños siguen estudiando de la manera más segura.
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Escuche la reflexión y el análisis de Alberto Linero en Mañanas BLU: