Providencia quedó devastada por elhuracán Iota. El muelle, sus casas, hasta el hospital, todo resultó destruido por vientos que alcanzaron una velocidad de más de 200 kilómetros por hora que se llevaron todo a su paso.
Con el paso de las horas, se confirma que es realmente milagroso que mientras la infraestructura muestra la destrucción, incluso de construcciones hechas en concreto, el saldo haya sido de dos muertos y un puñado de
heridos.
Decenas de personas que permanecían incomunicadas, sin agua y sin luz, por fin pudieron comenzar a comunicarse con sus familias en el interior del país, que estaban desesperadas porque temieron lo peor tras el paso del ciclón por el Caribe colombiano.
El desafío para la reconstrucción de Providencia es gigantesco, sobre todo porque en general en Colombia, no nos ha ido bien en las tareas de reparar los daños causados por los fenómenos naturales.
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Por ejemplo, hace una década Gramalote en Norte de Santander, fue literalmente tragado por la tierra, luego de la ola invernal que se vio potenciada por el fenómeno de La Niña. Hoy, diez años después, todavía faltan por ser entregadas 128 casas,
En Mocoa, casi cuatro años después de la avalancha que causó la muerte de 330 personas y la desaparición de otras 79, todavía no ha concluido su reconstrucción.
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Sin embargo, hay otros casos relativamente exitosos, como el Fondo para la Reconstrucción del Eje Cafetero tras el devastador terremoto de 1999, que fue liderado por el exministro de Defensa Luis Carlos Villegas.
Ante este panorama, el reto que viene para el equipo de reconstrucción de Providencia es mayúsculo, ese equipo liderado por la directora del DPS Susana Correa, Larry Newball y con apoyo fundamental de los ministros de
Vivienda y de Ambiente, se debe diseñar una nueva realidad para los isleños, bajo la nueva realidad de los embates del cambio climático.
Escuche la opinión y el análisis de Ricardo Ospina en Mañanas BLU: