“Debí haberme puesto la maldita vacuna” fue el mensaje que le envío Michael Freedy a su esposa Jessica DuPreez por WhatsApp momentos antes de morir de COVID-19. Este hombre de 39 años, padre de 5 hijos menores de edad, no había querido vacunarse porque estaba esperando los posibles efectos que el biológico tuviera en quienes sí se habían vacunado.
Todo comenzó con escalofríos, bajo apetito y problemas para dormir, por lo que Freedy creyó que había sufrido alguna insolación, pero luego de practicarse la prueba, se le diagnosticó COVID-19 y fue enviado a casa para darle manejo a los síntomas, pero repentinamente su salud empeoró, lo llevaron al hospital, se complicaron sus pulmones, entró a UCI y finalmente murió.
Cuando leí la historia, mi primera reflexión fue la de lo inútil y triste que son los “hubiese”, ya que el pasado no se puede cambiar; solo aceptar y aprender de él para el futuro, así sean situaciones muy dolorosas y tristes. Pero a la vez, me hizo tener conciencia de la necesidad de saber tomar las decisiones oportunamente, con inteligencia y firmeza, asumiendo que no todo lo tenemos bajo control. De nada sirven los ‘hubiese’, son simples lamentaciones que no nos ayudan a crecer.
Pero también se ha hecho viral la entrevista de la artista Jennifer Aniston, quien cortó relación con sus amigos que se negaron a recibir la vacuna contra el COVID-19, y también la decisión de la banda The Offspring de expulsar a su baterista, Pete Parada, por no vacunarse.
Publicidad
Tres hechos que nos ponen frente al dilema ético que ocasiona la decisión de algunos cercanos a nosotros de no vacunarse. ¿Se puede obligar de alguna manera? ¿El respeto de su responsabilidad puede poner en riesgo nuestra vida?
Estoy convencido de que el primer deber que tenemos es cuidar nuestra vida, que la hemos recibido como un regalo, como algo fruto de la decisión de otros, pero a la vez, cuidar también a los que comparten con nosotros la existencia.
Publicidad
En medio de tantas noticias falsas que se han dado y de apócrifos estudios, son muchas las razones que algunos esgrimen para no vacunarse, lo cual es respetable desde el ejercicio inalienable de la libertad, pero vale la pena que recuerden que los ‘hubiese’ no sirven para nada, y que como decía mi abuela: “Después de ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga”.
Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU: