El país se conmovió el 21 de junio pasado, cuando se enteró de que una niña de 12 años de edad, perteneciente a la comunidad indígena Embera Chamí, había sido violada por siete soldados del Batallón San Mateo del Ejército en Pueblo Rico, Risaralda.
Cinco meses después, la Procuraduría impuso la sanción disciplinaria más severa en contra de los militares involucrados en el crimen, todos ellos soldados regulares, que de acuerdo con los testimonios conocidos por el Ministerio Público, se pusieron de acuerdo y se dividieron tareas criminales para abusar sexualmente de esta menor de edad en el corregimiento de Santa Cecilia.
Los investigadores concluyeron que la intención de los soldados de violar a la niña fue premeditada y para eso la retuvieron en el perímetro que habían establecido en torno al Colegio Pío XII, en donde fue víctima de acceso carnal violento cometido por siete militares y luego fue retenida ilegalmente para evitar que identificara a sus agresores y los delatara.
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El fallo del Ministerio Público concluye que con “el hecho de haber retenido y ocultado contra su voluntad a la menor de 12 años de edad perteneciente a la comunidad Embera, en un cambuche con posterioridad a que seis militares uniformados y armados, con la ayuda de otro más, la noche del 21 de junio de 2020 la violentaran carnalmente, no solamente se mancilló el Honor del Ejército Nacional pues la institución debió salir a explicar a la sociedad colombiana y la comunidad internacional este miserable hecho”.
Agrega que en el caso de Risaralda, los soldados “violentaron a una menor de edad de manera miserable, uno tras otro, con la ayuda de un compañero, como si no se tratara de un ser humano”.
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Concluyen que “por obvias razones los soldados involucrados no informaron lo sucedido a sus superiores ni a los familiares de la niña, quienes obviamente durante la noche y parte del día la buscaron sin ningún resultado, con lo cual defraudaron la confianza que la sociedad tiene en relación con el quehacer funcional de los miembros del Ejército Nacional”.
Tras superar este doloroso e indignante episodio, las Fuerzas Armadas necesitan adelantar una revisión rigurosa del proceso que se adelanta para el reclutamiento e incorporación de soldados y policías para la institución, pues aunque la mayoría son honorables, es claro que algo está fallando en algunos casos.
Escuche la opinión y el análisis de Ricardo Ospina en Mañanas BLU: