Hoy inicia la ‘novena de aguinaldos’ o ‘novena de navidad’. Durante 9 días nos juntamos para rezar, reflexionar y prepararnos a vivir la experiencia de la natividad. La novena que conocemos, fue redactada y publicada por Fray Fernando de Jesús Larrea, un franciscano quiteño, en 1743, por eso el lenguaje arcaico y florido que a veces poco dice al hombre de hoy.
No se tiene muy claro por qué se usan 9 días de reflexiones; algunos creen que se trata de la preparación que hicieron los apóstoles luego de la ascensión del Señor Jesús esperando Pentecostés, ya que entre estos dos misterios hay exactamente 9 días. Otros creen que tiene su origen en la práctica de los griegos y romanos de rezarles a sus dioses durante 9 días tras la muerte de alguna persona.
La novena es una recreación del viaje de San José y la Virgen María hacia Belén, debido al censo de Herodes Agripa. Cada día se lee un poco de la historia bíblica y se realizan rezos del Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria al Padre. Las oraciones únicas de cada día están dedicadas a José, a María y al Niño Jesús. Lo cierto es que esta práctica piadosa está muy arraigada en Colombia y no son pocas las familias, las empresas y los vecinos que tradicionalmente se juntan para compartir y reflexionar un rato con este pretexto.
Por otro lado, los aguinaldos o regalos tienen su origen en una tradición de los antiguos romanos que, en Año Nuevo, se acercaban a los monarcas con obsequios para transmitirles buenos deseos. Este año debido a la pandemia, las novenas tienen unas características especiales. Todas deben hacerse bajo las medidas de bioseguridades. Creo que esta es una gran oportunidad para reunirnos con la familia nuclear, con la íntima más cercana presencialmente y juntos agradecer por todo lo vivido en este año, para descubrir en qué se ha fallado, para plantear nuevos retos y sobre todo para expresar cuánto nos amamos.
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También hay que aprovechar los medios tecnológicos para juntarnos virtualmente con personas que son importantes en nuestro diario vivir, para compartir un momento de trascendencia. Seguro los buñuelos y las natillas igual se le pueden enviar a los amigos y compañeros de camino. Hoy me quedo con la frase de Antonio Skármeta: “En un mundo en el que los hombres quieren ser dioses, Dios se hace hombre”. Eso celebramos.
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