El día después de la marcha convocada por el presidente Gustavo Petro para crear un hecho político de respaldo a su Gobierno y al Pacto Histórico a un mes exacto de las elecciones regionales, vienen los balances y las proyecciones.
Queda claro que el Gobierno Nacional se la jugó a fondo para sacar a las calles a la mayor cantidad posible de empleados públicos, sindicalistas, indígenas, organizaciones sociales, estudiantes y otros grupos que han sido históricamente afines al proyecto político de izquierda.
En las calles del país hubo en total entre 80 mil y 100 mil personas, cerca de la mitad de ellas en Bogotá, en donde por lo menos 15 mil manifestantes, pertenecen a las comunidades indígenas que fueron traídos a la capital del país para apoyar al gobierno, sin contar con habitantes de otras regiones del país que fueron conducidos con los gastos pagos, para que se sumaran a las manifestaciones del miércoles 27 de septiembre.
En cuanto a costos, aunque no hay cifras concretas, evidentemente hubo un gasto importante de recursos por parte de las entidades del gobierno para el pago de la logística que permitió el traslado a Bogotá de un número importante de personas que se terminaron sumando a la concentración de la Plaza de Bolívar.
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En el momento de los balances, el petrismo debe estar haciendo cuentas sobre si el esfuerzo monetario y logístico que hicieron fue o no satisfactorio frente a la convocatoria que tuvo la manifestación, que fue aprovechada por el presidente Gustavo Petro para pedir de nuevo la presión de los sectores políticos afines a su proyecto, al Congreso, para que apruebe sus reformas.
En la práctica, luego de las marchas, no cambia mucho el panorama político de cara a la aprobación de las reformas en el legislativo o de cara a las elecciones del 29 de octubre: desde el Congreso de la República su presidente Iván Name ratificó el respeto a las movilizaciones pacíficas como las de ayer, pero recordó que quienes determinan cuáles son las leyes que ven la luz, son los congresistas, dijo: “se aprobará lo que más convenga a la Nación”.
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Lo más importante luego de las palabras del presidente Petro en la Plaza de Bolívar, es que logre concretar sus palabras en el sentido de sentarse con todos los sectores políticos, económicos y sociales en busca del gran acuerdo nacional del que ha venido hablando desde hace varias semanas sin mayores avances, toda vez que su discurso sigue siendo ambiguo: por un lado extiende la mano para dialogar y por otro insiste en descalificar al sector privado, a los medios de comunicación y a todos quienes tengan alguna crítica sobre su gobierno.
Los pilares que el presidente Petro planteó para lograr el acuerdo nacional pueden ser un buen primer paso para encontrar consensos mínimos: todos los colombianos queremos verdad sobre la barbarie del conflicto, el país reconoce que se debe tratar la inequitativa distribución de la tierra y todos nos sumamos a la necesidad de profundizar el apoyo a una mejor educación.
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