Pablo de Tarso da un criterio de discernimiento y de acción en la vida que es fundamental: Todo puede ser lícito, más no todo conviene. Es decir, es básico tener claro si lo que vamos a hacer está alineado con nuestro propósito de vida, de qué manera lo cataliza y cómo afecta las relaciones con las personas que amamos y con los que convivimos. Creo que este es el criterio para tener presente en el uso del alcohol en estos días de fiesta. Cada quien es libre de ingerir el licor que decida, pero debe hacerlo con la responsabilidad necesaria para no ponerse en riesgo ni arriesgar a los demás.
Las estadísticas son claras. Por ejemplo, según la OMS en el mundo por lo menos 237 millones de hombres y 46 millones de mujeres enfrentan problemas con el consumo de bebidas embriagantes. También se dice que el 5,3% de las muertes anuales en el mundo, tienen que ver con el consumo abusivo del alcohol, lo que significa por lo menos 3 millones de muertes. Y recordemos que en Colombia se dice que manejar embriagado es por lo menos la tercera causa de muerte.
También llama la atención queen lo que va corrido del mes, por lo menos 15 personas se han intoxicado con alcohol adulterado en Bogotá, según la secretaría de Salud de la ciudad. Lo que significa que no solo nos enfrentamos a los efectos que el alcohol de por sí ocasiona, sino también al peligro y a la irresponsabilidad de ingerir licor adulterado.
Son cifras que preocupan mucho, y que me hacen pensar que es el momento de ponerle atención a las campañas para el uso responsable del alcohol y no terminar haciendo de este tiempo de fiesta y descanso una desgracia para todos.
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Recordemos bien cómo terminó el borracho de la canción “Decisiones” de Ruben Blades:
“El borracho está convencido
que a él el alcohol no le afecta los sentidos…
Por el contrario, que sus reflejos son
mucho más claros y tiene más control”
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… Eso es mentira. Ingerir alcohol necesita de responsabilidad.