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Pasajero del Metro de Medellín dio lástima por criticar a mujer que amamantaba a su bebé en un vagón

La lastimera queja estuvo cargada de odio e incluso llegó a justificar el abuso contra mujeres en los sitios públicos.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: Instagram @PLinero

Tal vez por la influencia de la antropología platónica, en la moral católica y cristiana hemos tenido una cierta actitud sospechosa frente al cuerpo; mucho más hacia aquellas partes que tienen que ver de una manera más directa con la sexualidad. Esto nos ha llevado a comportamientos que realmente van en contra de la dignidad humana, porque no tengo duda alguna de que quien desprecia su cuerpo, se desprecia a sí mismo y no puede ser feliz.

Afortunadamente esto va cambiando y vamos entendiendo que también somos nuestro cuerpo y que tenemos que conocerlo, relacionarnos con él de la mejor manera, aceptarlo y amarlo. Esto implica algunos cambios en los paradigmas mentales y en las actitudes con las que enfrentamos nuestras relaciones a diario.

Sin embargo, todavía en algunas situaciones de la vida cotidiana, se puede notar que siguen quedando vestigios de esa mirada despreciativa del cuerpo; un ejemplo se dio en estos días, cuando un usuario del metro de Medellín se quejó a través de su cuenta de Twitter, porque una mamá estaba amamantando a su hijo dentro de uno de los vagones de este transporte público.

La queja, que estuvo cargada de odio y que de hecho, justificaba el abuso a las mujeres en los sitios públicos, demuestra esa mirada despreciativa de una realidad natural, serena y tranquila que deberíamos mirar con respeto y hasta con admiración. Lo bueno es que el hecho no se quedó allí, y recibió respuesta por parte de la cuenta de Twitter del Metro, y tengo que decir que me pareció graciosa y extraordinaria la reacción que tuvo el Community Manager frente a la queja; este le respondió: “Sí, una lástima… tu comentario”.

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Ojalá entendiéramos que este tipo de comportamientos que desprecian el cuerpo, no nos hacen ser mejores seres humanos, sino al contrario, nos hacen escondernos tras de viejos conceptos y modelos mentales que no nos permiten la felicidad.

Necesitamos relacionarnos desde el respeto a la dignidad humana y amar nuestro cuerpo. No podemos seguir compartiendo actitudes machistas ni mucho menos decirle a las mujeres cómo y cuándo deben ser madres.

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