Una de las actividades que más disfruto en vacaciones es leer esos libros que el trajín del trabajo no me ha permitido, textos que no responden a las exigencias laborales. Ya no leo lo necesario para las reflexiones de la televisión o los editoriales de "Mañanas Blu", sino aquello que simplemente me interesa: algo que me permite aprender, viajar a mundos fantásticos o comprender relatos ajenos a los míos. Durante estas vacaciones, uno de los textos que ocupó gran parte de mi tiempo fue el ensayo del filósofo surcoreano Byung-Chul Han, El espíritu de la esperanza. Es un argumento diferente de lo que este ensayista suele presentar; en lugar de continuar con su ácida crítica al régimen neoliberal, ahora nos ofrece una visión alentadora delser humano .
Este texto me gustó, no solo porque siempre quiero ser optimista en medio de los duros y absurdos acontecimientos que vivimos, sino porque creo que necesitamos impregnar de esperanza cada una de nuestras acciones diarias. No podemos dejarnos arrastrar por el río de pesimismo y destrucción de nuestra cotidianidad. Ni las noticias políticas ni las trágicas muertes de niños ni los grandes fenómenos naturales que causan tanto daño pueden hacernos renunciar a vivir con esperanza. Para ello, necesitamos aprender a cambiar nuestra percepción de los desafíos. En lugar de verlos como obstáculos, debemos verlos como oportunidades de crecimiento. Esto implica imaginar un futuro positivo y detallado, lo cual puede ayudarnos a mantener la motivación y a prepararnos para alcanzarlo. Y, por supuesto, aceptar la incertidumbre, ya que no todos los eventos de la vida están bajo nuestro control. Aceptar la incertidumbre puede reducir la ansiedad.
El texto de Byung-Chul Han me llevó a releer algunas notas de Václav Havel y a recordar que la esperanza no es algo pasivo, sino un acto de voluntad; es una decisión consciente de creer en un futuro mejor, a pesar de las circunstancias adversas. Esta esperanza está íntimamente ligada a la verdad. Al defender la verdad, incluso cuando es impopular o peligrosa, mantenemos viva la esperanza de un cambio. Hoy es un buen día para alimentar tu esperanza y seguir adelante.