Cuando las cosas están mal en materia de corrupción, tienden a empeorar. El miércoles, a pesar de la petición que le hicieron primero sus compañeros de la Sala Penal y luego también los integrantes de la Sala Civil, el magistrado Gustavo Malo Fernández, hoy en el "ojo del huracán" por el escándalo de corrupción en la justicia, decidió atornillarse a su cargo.
Se trata de una determinación que no cayó bien entre los integrantes de la Corte, que hoy buscarán aumentar la presión en su contra, para que se haga a un lado y no repita los errores cometidos por el exmagistrado de la Corte Constitucional Jorge Ignacio Pretelt, quien salió por un episodio similar de ese alto tribunal, pero antes se había negado rotundamente a hacerlo.
Según se ha conocido, Malo les dijo a sus compañeros de Sala Penal que no renuncia porque si lo llegara a hacer, estaría reconociendo responsabilidades en el cartel judicial que cobraba gruesas sumas de dinero a cambio de archivar procesos, engavetar sentencias entre otros servicios criminales.
Pero Malo también les incumplió a sus compañeros que le habían pedido que saliera públicamente a explicar su caso. Además, la presión llevaría a que, como lo anticipó Blu Radio, le retiren a Gustavo Malo los procesos que tiene en su despacho, vinculados con este escándalo como los de Musa Besaile y Julio Manzur.
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Hoy la Sala Plena de la Corte Suprema se reunirá nuevamente para, otra vez, y posiblemente con apoyo de la Sala Laboral, pida la salida de Gustavo Malo, quien tiene muchas cosas aún que explicarle al país.
Entre tanto, en la Comisión de Acusación serán escuchados hoy dos testimonios fundamentales: el del exjefe anticorrupción Gustavo Moreno, quien a propósito pidió a la Corte Suprema que lo extraditen rápido a EEUU y Musa Besaile, quien tiene sus barbas en remojo esperando a que la Corte definir su situación.
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