Por una decisión mesurada no soy papá. Sin embargo, desde hace más de 30 años, por la comprensión del ministerio en el rito bautismal que engendra a la nueva vida, me han dicho Padre. Por eso cuando hablo de la paternidad lo hago desde mi experiencia con mi papá, Carlos Linero, y el acompañamiento brindado a otros a lo largo de los procesos de crianza.
Entendía a mi padre como mi protector, mi guía, mi dador y mi consejero sabio. Aunque no teníamos una relación muy expresiva por su manera seca de relacionarse, siempre nos sentimos amados y valorados el uno por el otro. Nunca faltaron sus palabras y sus acciones buscando lo mejor para mí. Todos los días lamento su ausencia física.
Creo que estas fechas comerciales, como la del domingo, de celebrar el Día del Padre , son una oportunidad para expresarle agradecimiento, amor y compañía a los papás. Según sea la edad que se tiene, se va creando una relación distinta con ellos, pero igual todo instante es oportuno para hacerles saber nuestros sentimientos.
Desde el niño que se siente super protegido por él, hasta el joven adulto que lo encuentra como alguien que lo ayuda a discernir la vida, pasando por el que al final de su existencia lo cuida y lo protege. El papa Francisco lo dice así, y quisiera terminar con sus palabras: “Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente. Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él… Ser padre significa introducir al niño en la experiencia de la vida, en la realidad. No para retenerlo, no para encarcelarlo, no para poseerlo, sino para hacerlo capaz de elegir, de ser libre, de salir. Quizás por esta razón la tradición también le ha puesto a José, junto al apelativo de padre, el de “castísimo”. No es una indicación meramente afectiva, sino la síntesis de una actitud que expresa lo contrario a poseer”. Y sí, eso es ser papá. Feliz día a todos.
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