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No puede valernos tan poquito la vida y existencia de los otros

Estoy seguro de que acabar con la vida de los demás no elimina un problema que es mucho más grande.

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P. Alberto Linero
Foto: instagram/plinero

No matarás” es el mandamiento; “amarás a tu enemigo”, ese es el nuevo mandamiento. Aunque entiendo todas las emociones y el dolor que genera la situación de violencia que se está viviendo, en la cual todos los días nos encontramos con atracos, asesinatos y actos delictivos.

No estoy de acuerdo con la idea que han expresado algunos comerciantes, empresarios y gremios económicos de Barranquilla, quienes piden poderse armar para enfrentar la inseguridad. Creo que el monopolio de las armas debe estar en manos del Estado y es a él a quien le corresponde proteger a cada ciudadano.

Entiendo que una situación como la que estamos viviendo, con los relatos tristes que escuchamos, nos hace pensar en la ley del Talión, en esa ley del código de Hammurabi del “ojo por ojo y diente por diente”, pero la verdad uno demuestra que es un buen ser humano, cuando es capaz de asumir una posición superior, trascendente a la de simplemente desquitarse, vengarse o protegerse a tiros.

No creo en el uso de las armas, no tendría una en mis manos. Creo que si todos nos armamos, vamos a hacer crecer la violencia y terminaremos envueltos en una espiral sin sentido, en la que todos viviremos con miedo a que en cualquier esquina, en cualquier momento, suene un disparo y haya un muerto. Tenemos que buscar la manera como sociedad para que la delincuencia no sea una opción, pero para ello necesitamos entender a profundidad el problema y de esa manera poder solucionarlo, y estoy convencido que armar a la ciudadanía para que tome justicia por su propia mano, no es la forma adecuada.

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Estoy seguro de que acabar con la vida de los demás no elimina un problema que es mucho más grande. No puede valernos tan poquito la existencia de los otros, ni mucho menos podemos dejar que sea la venganza la que tome el control de nuestras acciones.

Me gusta la historia en la que un niño le pregunta a su papá:
- Papá, si los buenos matamos a los malos ¿quiénes quedan?
Y Su papá le contesta:
- Los asesinos.

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Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

Escuche el podcast El Camerino, con Tito Puccetti:

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