Todos tenemos derecho a expresarnos, incluso decirle al otro que no estamos de acuerdo con sus posiciones, pero tenemos que ser respetuosos, debemos evitar agredir a los otros con nuestras palabras.
La intolerancia no solo expresa el descontrol emocional del intolerante, sino que además muestra la estrechez mental que lo lleva a creer que solo existen sus verdades.
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No se pueden seguir manteniendo esas expresiones de intolerancia. Se hace necesario por lo menos tres cosas: una, tener claras nuestras posiciones ante la vida; dos, entender que los otros tienen derecho a sus posiciones; tres, ser respetuosos al manifestar nuestras inconformidades.
No se trata de abdicar de nuestras convicciones, pero sí entender que los otros tienen derecho a tener las suyas.
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