Fueron muchas las veces que estuve ofreciendo conferencias de apoyo espiritual para grupos de Alcohólicos Anónimos en Barranquilla y Cartagena en el ejercicio de mi ministerio presbiteral. He escuchado relatos muy dolorosos de lo que el excederse con el alcohol ha hecho en personas y en familias. Además, no olvidemos que el abuso de este, está relacionado con el 40-50% de los accidentes de tránsito, el 15-20% de los accidentes laborales y el 50% de los homicidios.
El alcoholismo es una enfermedad , y como tal tiene que ser reconocida y tratada, porque lo más normal es que quienes la padecen, se nieguen a aceptarla y se escuden tras de las dinámicas etílicas de nuestra sociedad, que cree que toda reunión o celebración tiene que estar vivida en torno al licor.
La Organización Mundial de la Salud, desde 1963, la ha diagnosticado como una enfermedad incurable, que avanza y mata. Lo que demuestra la seriedad con la que se debe asumir. Por eso, creo que el caso del Senador Alex Flores, que ha sido una completa polémica, es una buena oportunidad para que todos revisen su relación con el alcohol.
Es bueno recordar que en AA se plantean como síntomas del alcoholismo el ser incapaz de limitar la cantidad de licor que se consume, tener la intención de reducirla o haberlo intentado sin éxito. Dedicar mucho tiempo a beber. No poder cumplir obligaciones importantes en el trabajo, los estudios, o el hogar, debido al consumo reiterado de bebidas embriagantes. Tener síntomas de abstinencia como náuseas, sudoración y temblores cuando no se toma, o bien tomar para evitar estos síntomas, y también alteraciones graves del comportamiento que llevan a la agresividad.
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Me agrada que el senador haya reconocido su situación, que entienda que necesita ayuda y que tiene que trabajar en su salud; me gusta que haya ofrecido disculpas a los policías y a las personas que agredió con sus palabras.
También es necesario que esto no se quede en unas declaraciones, sino que haga todo un trabajo serio y responsable en sí mismo. Esta no es una situación fácil, ni se resuelve simplemente con buenas intenciones.
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